De Marte al basurero

Ya era casi la media noche, y con mis ojos cansados, asistía de uno de miles de videos sobre viajes a marte que, por lo que recuerdo, mencionaba al Rover Opportunity y sus grandes hallazgos en el planeta rojo. Hallazgos de gran impacto para aquella época previa al apocalipsis. El apocalipsis de la tecnología moderna actual, específicamente la de las redes sociales que, hoy en día, se encargan de preparar a los más jóvenes para ser unos completos idiotas. 

No hay más razón para abordar este tema que la de la obsesión estúpida que tengo por darme cuenta que vamos directo en picada hacia el abismo del mismo infierno en la tierra. Y no hay otra persona más apropiada para esto que yo mismo, que siendo solo yo, estoy en la razón de muchos que aún no descubren su razonamiento porque no quieren, especialmente los jóvenes, que son los protagonistas de esta brillante época de luz como de fuego. 

Estoy un poco desvelado, así que no me juzguen por cualquier cosa que, leída, tomen por tontería, aunque creo dudosamente que lo tomarían así. Porque, si de avances tecnológicos hablamos. también incluimos los avances de educación que ha tenido el hombre a lo largo de estos años, o quiero creer que los ha tenido. Pues, aunque los hombres viejos se auto perciban ignorantes en el presente, diría que siguen siendo y serán los más conocedores del verdadero sentido de la vida. Porque los que nacieron dos o tres décadas atrás no son más que una prostituta cualquiera para los dirigentes del mundo, a causa de lo fácil que ha sido para ellos dominar la sociedad joven mediante la tecnología moderna. Comienzan su día con una dosis de complejos remendados por los altos números de reacciones en sus fotos de redes sociales que los hace sonreír ingenuamente, mientras que al mismo tiempo, sus madres ruegan a Dios para que transforme a sus hijos en seres prometedores del mañana. La cara de todos los peones en el mundo que usan teléfonos móviles acumulados en una especie de disco duro abismal, ordenados alfabéticamente con un propósito.

Que un Bill Gates halla dicho en el pasado que en el futuro iba a ser fascinante toda creación hecha por el hombre por medio de las computadoras no quiere decir que así sea. Pues si me propusieran ejemplificar el presente como algún hecho real, diría que son como ovejas al matadero. Sí, ovejas vírgenes de hilos puros y sinceros, con patas que apenas hayan tocado la superficie, compradas con una moneda de oscura procedencia, pagadas por el lobo hambriento de sangre inocente, el engañador de todos los tiempos, el mismísimo diablo. Pero quiero aclarar que Satanás no es el antagonista de esta entrega, mas bien, la musa de los que llamaría poetas que un día se imaginaron como iban a dominar el mundo y ahora lo están logrando gracias a su astuta imaginación y planificación. 

Un idiota proponiendo vidas virtuales como pan caliente para alejar aún más a las personas de la realidad, pero eso es solo lo último que se ha visto. La facilidad de crear herramientas que hacen la vida más simple, pero nos vuelven idiotas también. Lo más oscuro se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida. El crecimiento tecnológico masivo en armamento de las potencias mundiales que se preparan para una próxima guerra, también llamada La Paz Del Futuro. La ambición absurda del ser humano que quiere controlar lo incontrolable, llenándose de un ego que es el mismo que lo llevará a su fin. Químicos creados por el hombre inyectados en verduras y frutas hechas por Dios. No sirve de nada conquistar un planeta tan real como Marte, si nos hundimos en uno irreal, y el que debemos cuidar, lo tenemos por basurero.

La tecnología, el acusado de este juicio, quien es culpable de la falta de identidad de niños y niñas con pensamientos sexuales de adultos, y de los hombres que quieren ser mujeres y viceversa. La responsable de la depresión mundial por amenazar que el mundo se acaba hoy, todos los días, y por la muerte del sentido común a causa de sus ingeniosas formas de atacar mediante una especie de humor que no da risa. También se le acusa por tergiversar la religión mediante falsas ideas de que todos los seres vivos creen tener opinión propia cuando ni siquiera saben quienes son, como de convertir al ser humano en un maniquí a quien da órdenes de cómo vestir, comer, hablar, amar, pensar, trabajar, mentir y, sobre todo, vivir. 

Aunque debo aceptar que no todo lo que la tecnología ha permitido hacer es siempre negativo, pues hemos tenido proezas tan grandes como para aplaudirlas; alguien que vuelve a oír, las vacunas para erradicar enfermedades que podrían acabar con la humanidad, la posibilidad de recuperar o sustituir extremidades que miles de personas han perdido, y la oportunidad de que, aunque no podamos controlar lo que sucede, sí hemos construido la capacidad de corresponder a esto, gracias a la evolución de los seres humanos a través de los años.

También gracias a ella es que hoy estoy aquí, en mitad de la noche sentado en un escritorio, escribiendo en una máquina sobre un tema que lleva años comiéndose mi mente, porque, aunque yo señale y desnude la verdad que se esconde detrás de todo esto, también soy solo uno más en la lista de tontos montados obligatoriamente en un vehículo que viaja con destino al mismísimo fin.

El Dios tecnología. Pero no es un Dios, mas bien, la contraparte de ello; un demonio con forma de mujer que seduce al hombre ingenuo por naturaleza, día tras día, deslumbrado por sus oscuros secretos de inocente apariencia.