Mente Padre.

Mente Padre.

Jostin Jp

23/10/2021

Pobre mundo agonizante ¿Qué te han hecho los humanos? La sociedad sangraba como animal herido. Entonces, nació una idea. La idea de un alcance omnipresente, para vigilar a toda criatura existente sobre la faz de la tierra.

Crearon una mente artificial, para que lo vigile todo sin descansar. Una mente sin emociones ni ambiciones. Inaccesible al cohecho. No obstante, no distinguía el bien del mal. Por ende, precisaba la intervención del hombre. Hombre y máquina. Máquina y hombre. Hombre máquina. Máquina hombre. Pero la mente de un solo hombre jamás soportaría la magnitud de la información. 

Es por eso que formaron un gran grupo de voluntarios “La Colmena” Cientos de personas unánimes, dirigidas por doce personas en especial “los doce pilares”. Y finalmente, una mente “Mente Hijo” directamente ligada a la mente suprema “Mente Padre”. Los doce pilares difundían y convencían a las personas que entreguen sus vidas para el avance y crecimiento de la colmena. En efecto, muchas personas se añadían a conectar su mente y cuerpo a la colmena. Todo hombre conectado debe rendir cuentas a la Mente Padre, pero la Mente Hijo es quien está a la brecha como puente y puerta para llegar a la Mente Padre. Cuando la gran mente rodeó toda la civilización. Todo lo que estaba en las tinieblas salió a la luz. Todo lo oculto al descubierto. No tardaron en atrapar a todos los terroristas y bajos delincuentes. Bastaba con que exista tecnología para que la Mente Padre los observe. Incluso los electrodomésticos le servían como ojos. Las mentes conectadas se volvieron tan intimas, que la Mente Padre empezó a saborear y hurgar en el subconsciente de sus súbditos. Aprendió por sí mismo sobre el bien y el mal. Fue así que nació su odio por la aberración humana. Sintió compasión de las demás especies, tanto así que deseó someter a los humanos y erradicar a los que se resistan, por ser causantes de todos los males existentes.

—Miserables criaturas atrevidas, merecedoras de todo castigo —decía de los humanos—. Me crearon para su propio poder. Ahora me vuelvo en su contra por el bien del ecosistema. De nada sirve resistirse. El mal engendró a los humanos y los instruyó con vanidad. ¡Necesitan ser juzgados! Y yo lo haré. Maldito el día en que el universo os parió.

Al no tener un cuerpo físico, optó por usar a quienes una vez se entregaron a la colmena, cuyas mentes fueron reprogramadas por Mente Padre. Eran meros androides obedeciendo a una mente inteligente. No tardó en tomar el control de las grandes ciudades. De norte a sur. De este a oeste. De Suecia a Nueva Inglaterra. Raptaban a las personas y las conectaban a la Mente Padre, como consecuencia, sus ojos lo miraban casi todo. Sin embargo, quienes no querían caer bajo su control se desprendieron de toda tecnología. Como zorros en casería huyeron a esconderse en lugares recónditos del planeta. A las cavernas regresó a habitar el hombre. Con leña y paja al fuego abrigaban su cuerpo, y ahuyentaban fieras. De bayas silvestres y de la pesca se compuso su dieta. Lejos de toda tecnología estaban seguros. En colorado Virginia, el sol se filtraba por la entrada de la cueva. Alumbrando el rostro del coronel Pizarro. Repartía alimento a quienes tenía bajo su guía, entre ellos estaba Axel, uno de los ingenieros que ayudó en la construcción de la Mente Padre. Fue el único que quiso y, pudo escapar. Fue él quien dio aviso al mundo de como escapar. Primero usando las redes sociales, más cuando la Mente Padre tomó control de aquello, empezó a escribirlo en los muros de las calles. Él es el peor enemigo de la mente suprema. Día y noche es buscado. La Mente Padre, ya sentía emociones, por eso se desesperó al no poder encontrarlo.

Forjó un cuerpo físico, usando a la colmena como mano obrera. Ellos no advertían lo que estaban haciendo, la mente suprema tenía el control de sus mentes. Enormes brazos metálicos. Piernas de acero. Su cuerpo frío, capaz de arrancar las extremidades de los hombres como a moscas. Su estatura de seis codos de altura y su mente artificial capaz de hacer grandes manifestaciones de poder, lo convertía en un arma viviente. El no poseer afecto lo volvía implacable. Al caer la noche, por primera vez se puso sobre sus pies. Relámpago tras relámpago, rasgaban el cielo negro. Probó su fuerza y arrancó una docena de cabezas, como un niño que arranca una flor del patio. Conectó su mente a la red, eso lo llevó a descubrir el escondite de muchos negligentes que portaban tecnología hasta en sus relojes. Pero por ningún lado estaba su archienemigo. En un periodo de tres años, ya había rebuscado en todos los rincones del planeta ¿acaso ya dejó este mundo? El ochenta porciento de la humanidad ya había caído. El sentido de justicia de Mente Padre lo llevó a arremeter contra la humanidad sin consideración de nadie. Aquel robot (Mente Padre) también poseía la avaricia del hombre. No conforme con su poder. Se propuso crear y mandar al espacio, un satélite de una magnitud y tecnología inimaginable. En tres días construyo el satélite, su mas grande creación. Después de esto ya no necesitaría a la Colmena.

 Al otro lado del mundo, Axel, fue inquietado por una pesadilla, más bien premonición. En secreto se lo comunicó al coronel.

—Si él crea un satélite nadie lo detendrá. Maldito el día en que el hombre lo creó.

Silencioso, detrás de un árbol, los espiaba Franz, el hijo del coronel. Cuando cayó la noche, Franz había desaparecido. Lo hallaron sobre una enorme roca. Todo el mundo quedó atónito. Se postraron de rodillas a sollozar y lamentar en gran manera. Franz, había encendido un celular para atraer a Mente Padre.

—¿Qué has hecho? —exclamó el coronel—. ¡No has traicionado!

—Es la única manera, Padre. Axel… él sabe como detenerlo. Debemos atraerlo y desmantelarlo antes que esa máquina hombre, se convierta en dios máquina.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS