Erase una vez, una niña llamada Ivonne, quien desde pequeña busco llamar la atención de sus padres, pues, estos brindaban su atención y amor a su primera hija, quien había nacido con problemas de salud. Desde el inicio de su vida se sintió rechazada, sus padres anhelaban un hijo varón. En la medida que crecía, este rechazo se fue reforzando por  conductas inadecuadas de sus padres y otros familiares. A los tres años, en búsqueda de esa atención,  decide desfilar una prenda íntima de su mamá, una enagua, el resultado de esto fue un grito y regaño que la traumo de por vida.

Ivonne, fue una niña, que busco destacarse, ser la mejor, en el colegio, en el liceo, en la Universidad y competir con el inmenso amor que sus padres daban a su hermana mayor y a su tercer hermano, quien le seguía. Esto trajo como consecuencia una gran rivalidad entre  las hermanas, aun con el gran amor que se profesaban. Su hermana la acusaba injustamente, en la mayoría de las veces por cosas que nunca hizo, recibiendo por esto, golpes y regaños de parte de sus padres, gracias a las acusaciones hechas  por su hermana mayor. 

Muchas de las obras realizadas por ella fueron adjudicadas a otros  miembros de la familia, o fueron omitidas o calladas. Cuando tenía 21 años, se enamoró  perdidamente de un hombre joven y muy guapo, unos años menor que ella. Su hermana al darse cuenta, de esto, invento que este joven se le había declarado a ella y que estaba rotundamente enamorado, destruyendo de esta manera,  las grandes ilusiones de su hermana menor. Esta situación condujo a Ivonne a un alto nivel de tristeza y depresión, que incluso atentó contra su vida. Pero la inmensa misericordia de Dios fue tan grande que la protegió y el joven del cual se había enamorado le demostró a partir de esto su infinito amor.

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