Un Manto de Estrellas

Un Manto de Estrellas

Malena

06/05/2021

Cuando éramos niñas, mi hermana y yo pasábamos vacaciones en casa de la abuela. Era una casa humilde, rodeada por un gran patio, allí transcurrieron los mejores días de nuestra infancia, las horas se hacían cortas, y solo los bachacos se atrevían a corrernos a las seis de la tarde abriéndose camino, recolectando el alimento que llevaban a sus nidos.

Luego llegaba la hora de la cena, y era lo máximo, porque salíamos de nuevo, pero esta vez, para tender una sábana sobre la grama del jardín y recostarnos, al lado de mi padre, mirando aquel manto bañado de estrellas, emocionadas por escuchar sus historias, mientras esperábamos la cena.

Con sus cuentos viajábamos a diferentes lugares, con distintos personajes; sin embargo, ahora sabemos que no eran inventos, sino vivencias, de cuya experiencia sacaba grandes aprendizajes.

Con lo que estamos viviendo, a mi hermana se le ocurrió trasladarse a una de aquellas noches y me dijo:

-Recuerdas la noche cuando papá nos habló de como Dios había creado aquel inmenso manto que a diario disfrutábamos, con todos sus planetas, satélites, cometas, estrellas, galaxias.

-Como no recordarlo, si cuando nos habló de la tierra, un halo de tristeza pudimos sentir en su voz.

– ¡Si claro! Nos dijo que existían dos fuerzas que se mueven dentro de nosotros; a una la llamó AMOR y detallaba como nacen de este sentimiento las emociones más nobles del ser humano, que lo inspiran para hacer normas más justas, que lo hacen actuar con mayor empatia; mientras que a la otra la llamó EGO, y decía que a esta solo la alimentaban parásitos capaces de robarnos la paz.

Hoy a sus 93 años, mi padre desea que nos conectemos de nuevo con nuestra fuente, y dice que una verdadera revolución es la que nace del amor

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