El corazón siempre es una bomba de tiempo que esta a punto de explotar, 

lo teníamos todo,

y aún así con tus propias manos lo decidiste lanzar. 

Me declaro en huelga fría, lejos de tus labios, no te quiero escuchar, tampoco volver a amar, me preparo para dormir mientras leo un cuento para niños que van en jardín, pensando que así podré cerrar el boulevar que existe dentro de mí, sintiendo tu paso por las grietas rotas solo para escucharme gemir y hacerme recordar que hay cosas que debo reparar. 

Aún así, mi sangre hierve a mil… Se va el sol, pero comienza a encenderse la ciudad, saliendo por todos lados escucho el respaldo del vecino golpear con violencia mi habitación, no hay silencio dentro de esta ciudad. 

Escuche canciones tristes, preparé milanesas y rompí un vaso, a veces quisiera crear una ficción y hacer como si no estuviese loca, como si en verdad estas paredes fuesen de colores y que el mundo si gira a mi alrededor… Quiero llevar tu nombre en mi espalda al lado del dragón, porque sé que detrás de mí siempre estás.

Realmente quiero pronunciar las palabras correctas para salir de acá, la puerta nunca fue una opción, así que me quedo por horas a admirar el cuadrado en el techo, a veces las nubes se ven tan dulces y el día tan triste.

Te conte mi deseo y aún así me hiciste cerrar los ojos con la confianza de que no volverías a incendiar el hogar…

Hoy estoy en llamas y no estás acá, 

las luces están apagadas

y no hay más violencia a través de la pared,

me quedo con las ganas de incendiarlo todo

y volverme ceniza,

será la única forma de sobrevivir a este frío invierno,

pero como van las cosas quedara para otra ocasión…

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