Hace muchos años una vía de un tren y ahora una vía verde echa camino, por aquí se hace el camino de Santiago, conchas de piedra en relieve lo adornan a su paso. Paseaba yo con mi pareja como casi todos los días. Era ya tarde, el sol a punto de ocultarse. Vemos una silueta negra que desde el andén nos observa. El andén de una antigua estación, por el que antes, hace ya mucho tiempo pasaba un tren, lleno de gente, de bullicio, de vida..ahora más bien un sitio tranquilo por el que vienen y van personas haciendo deporte, paseando con la familia o con sus perros.

Nos acercamos, es un perro labrador, de pelo corto negro, elegante, corpulento, con los ojos color de la miel, nos mira, parece que nos quiere decir algo. Pensamos en llevárnoslo, está solo, ¿abandonado o se ha escapado?, no lo sabemos pero nos gusta. No tiene collar, caminamos hacia casa y él nos sigue, le hemos gustado. Lo mejor que nos ha podido pasar, encontrarnos aquel perro, ahora la casa tiene más vida, nos sentimos protegidos, el mejor amigo que cualquier persona pueda tener, amigo fiel y compañero.

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