Desde el andén, sentada , observaba tranquila y un poco orgullosa , la llegada del tren.
Nadie de los que allí había rodeándola valoraba como ella , el significado de subirse al tren sola, independiente. Ella siempre decía , a quien la quisiera escuchar, que había venido a este mundo para saber vivir independiente y con todo en contra : la polio, traicionera enfermedad la invadió a los dos años .La diabetes , otra buena compañera para una vida independiente , a los diez .
Y ahí estaba observando como llegaba el tren, sola y sabiendo que podía ir donde quisiera, porque había sido capaz de superar todos sus miedos .
Ser capaz de resistir las miradas de los demás, de pena o desprecio, siempre observada, «como una actriz famosa», decía ella cargada siempre de ese humor fino que se obtiene del sufrimiento y el aprendizaje de la vida.
No hace tantos años un minusválido no podía subir al tren, hoy, puede hacerlo , sólo o acompañado, es su decisión .
La sociedad avanza despacio en los temas de marginación, pero «piano, piano…»
Ahí estaba ella y el tren la llevaría sin duda a su destino, la independencia
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