Todos los días esperaba el tren, que me lleva, de ida y vuelta, ese día, una mujer lloraba,angustiosa- mente;  de repente- grito- y estallo, todas las miradas, hacia ella, mi soledad, decía, acercándome le pregunte: ¿Que le ha pasado?, mirándome, con dolor dijo:¡No tengo a nadie!. Mis amores se han ido, mire- me, lo avejentada, mi rostro, de cansancio, no tengo a nadie, ¡Pero es el destino!. Llegar, alégrese, todavía está, pero no me entiende, esta ha sido mi vida, este anden, subida, bajada, llegada, mis amores no están,hoy me han dicho, llego mi descanso, ¡No puedo!, tengo que seguir, no puedo dejarlo, estoy sola, aquí transmitía mis momentos, reencuentro de mi gente, conocida o no, el tiempo, me da la espera, de conocer cada día, el ruido de las maquinas en movimiento, marcaban el fin de mi llegada, anunciando la pausa, libre y serena, de recuerdos notificados, del silencio profundo, de una salida, esperada con la gran multitud, que en movimiento, traspasaba, todos los días, caminos, ¡entendí por fin!. Aquella mujer, no estoy sola, estoy, en mi despedida y el anden es mi refugio….

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