La amó, la amó aún con sus desvaríos de tiempo y espacio, la amó aún sin saber si ella lo amaba, aun después de 50 años recordaba la tarde en la que la vio en el parque alimentando a los patos del estanque, estaba ella toda vestida de rosado, color que jugaba con el pálido de sus mejillas y el rojo de sus labios, la amó aun sin conocerla, la amó desde aquella primera mirada hasta su ultima, y aunque solo habían pasado 8 días desde su muerte él no lo recordaba, pues para él, ella estaba viva y seguía mirándolo con la locura en sus ojos, las manos llenas de migajas y sus piecitos descalzos mientras él la amaba desde el andén.
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