El caballero está sentado en el andén de la vieja estación. Denota ansiedad en su postura, es el único morador. Por la puerta más lejana aparece una mujer, hace un paneo, clava su mirada en el hombre sentado. Resuelta se dirige hacia él. Llega, se sienta al lado , lo mira, él muestra un sobre, ella saca una memoria y la deposita en el asiento. Transacción secreta.
Aparece un linyera transportando su miseria en un carro. Se les acerca y los mira, de entre los cartones saca una pistola con silenciador. Lo último que hacen es abrir sus ojos desmesuradamente. Hace su trabajo, recoge la cosecha, se retira hacia la salida, mientras busca su móvil satelital, para avisar que se cumplió la misión.
«Camino resuelto hacia el final del andén, giro a la derecha, desciendo las escaleras, hay un descanso, miro a la derecha, veo el caño de un arma, es lo último que hago en mi bastarda vida.»
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