Recordar la luz de tu voz, tus actitudes pasionarias, tu mirada fuerte, dura y llena de entrega; me embadurna la paz y sigilosamente padezco y me regocijo en su mirar.

   Vivo intensamente el dolido instante desde el andén, pero… el recuerdo me acongoja aún más. Mis fuertes sentimientos parecieran que no te tocan en la distancia, solo te suenan como notas de añoranzas y yo lejana-mente no percibo el eco de su música.

   Acércate ¡te imploro! Para que mi desdén no muera sin que diga mis luchadoras y arrepentidas voces declarando tu valentía; de pasos que plantas en la vida con su camino escabroso, pero que franqueas hidalgamente cada piedra que entorpece tu sino, nada equivale ni valida rasar tu dignidad.

   Sigo esperando la brisa del desierto del abandono que nos permita justificar nuestro reencuentro algún día; si no vivirás, te repondrás y seguirás, seguirás como hoy y yo mañana seguiré muriendo más que ayer.

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