Siempre ha habido palabras en mi idioma que me han gustado más que otras. Y no me refiero a su significado, sino a su sonido. Hay palabras con un significado bonito que suenan horribles, y viceversa.

Por ejemplo «amor». Amor suena a «monstruo», a una especie de engendro saliendo de las profundidades de la tierra para arrasar el mundo y exterminar a la humanidad. Seguro que se llamaría el «Amor de lo más profundo».

¿Y al contrario? Pienso en la palabra «mierda». Suena a princesa de cuento a la que es imposible nombrar sin excederse en sus atributos. La princesa elfa, de nombre Mierda, de infinitesimal cintura y desmesuradas caderas, con su larga y rubia cabellera, sus turgentes senos…suena bien, casi erótico.

«La princesa Mierda, al frente de sus leales tropas, derrotó al malvado brujo Amor, salido de las profundidades, convirtiéndolo en su esclavo. A partir de ese día dejó de conocerse al mago como «Ámor el Profundo» para ser llamado «Ámor de Mierda»

No deja de ser una fábula. O quizá no… Mirando el túnel, desde el banco donde dormito en este andén, me pregunto qué clase de amor de mierda me traerá el próximo tren.

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