−Papá, llévame al cine, que quiero ver esa película tan bonita de montañas, árboles y animales.
−Hijo, no sé de qué película me hablas.
Pedro y su hijo se dirigieron a la estación central, el chaval no hacía otra cosa que mirar hacia arriba,
−Qué techos más altos papá, ¿Cómo los limpian?
Accedieron al vestíbulo principal y caminaron entre la marea de transeúntes, el padre buscando con la mirada las taquillas y Pedrito mirando al suelo persiguiendo con la vista cualquier cosa que se moviera,
−Papá, después del treinta y nueve ¿Qué número va?, ¿El cuatrero?
−Pedrito hijo, ¿Qué dices?
−Qué estoy contando zapatos de señores y me faltan números!!
Después de un rato obtuvieron los billetes y se dirigieron a los tornos de control, Pedrito se soltó de la mano de su padre y coló su cuerpecillo travieso entre las barras metálicas,
−Qué risa!! Papi , he pasado antes que tú!!
Luego accedieron a las vías inmersos en esa marabunta que desde el andén salta inmisericorde a invadir los trenes.
−Papi!! Qué tengo un culo en la cara!!
Sentados en los bancos del tren Pedrito pega la nariz a la ventana,
−Qué bonito es este cine, todo escapa corriendo!!
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