“Madrid 2020” leo desde el anden; se abren las puertas y siento un agudo dolor de estomago, como una pica que me pincha para hacerme vomitar. Media melena teñida de ocre recogida y atada con una pinza en forma de mariposa, piernas vaqueras cruzadas y zapatos negros. Me duele, necesito su asiento. Se lo pido. Me mira. Me ignora. Nadie me escucha, como el pobre mendigo que suplica por un euro para su pensión. Me siento en el suelo, vuelvo a mirar. Larga melena rubia, recién duchada, cuerpo esbelto y elegante, pasa por mi lado y se reúne con un niño que sujeta un balón. Un cordón que roza el suelo, zapatos negros de charol desabrochados y ese aura de oficina que refleja su traje y afeitado impoluto. Un minuto para que llegue el tren de enfrente, mil historias desvanecidas en sus vagones, si pudiera verlo todo desde arriba, el relato del mundo sería mucho mas interesante. Dos señores viejos se lamentan del enorme paro. Me tumbo en el suelo, cierro los ojos y me encojo en forma fetal, ya no sufro, solo duermo. Noto las pisadas y un golpe de balón. Suena el pitido del tren: es mi despertador. 

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS

comments powered by Disqus