un viaje en tren por la línea sur

Cuando realizamos un viaje, la mente transforma nuestro cuerpo.Nos volvemos irascibles, nos peleamos discutimos, por esta puta ansiedad, producto del viaje.Llega el día, desde el andén, los pasajeros acomodan sus maletas junto a sus ilusiones, suena la campana se quiebra el beso más lindo… el de la despedida.El pañuelo en alto viendo como se aleja lentamente el «Caballo de Hierro,saludamos al ocasional compañero de viaje, ella prende un cigarrillo yo leo un libro, así nos sorprendió la noche. A la otra mañana, el tren detiene su marcha…prometemos encontrarnos. Llego a mi destino, me espera una comitiva de bien venida,la Directora,el Jefe de estación, un representante de la fauna perruna con sus mejores pilchas y un hermoso collar de gordas garrapatas alrededor de su cuello  fueron días maravillosos. concluida la misión, me vuelvo en tren.

Me desperté llegando a Viedma,pegue mi ñata contra el vidrio de la ventana… en el anden de  estación, nadie me espera…como todos mis viajes, después de todo, que » Artesano de las Letras», no vive de sueños y utopías, si de esto se trata la vida, descubrir el sol todas las mañanas y ponerse de novia con la luna, cuando cae la tarde sobre el río.