La magia que se sentía en el aquella parte del bosque transportaba a Edith al recuerdo de su infancia donde por vez primera se encontró con un ser maravilloso lleno de una luz que resplandecía.

Quien eres? – le pregunto Edith-

-nómbrame como tu desees. –

-de donde vienes-?

-mas allá de las estrellas- 

he venido a darte un mensaje, pues tu eres quien debe difundirlo al mundo

-Edith se quedo perpleja-  no entendía lo que aquel ser le decía

– no te asustes, es tiempo de que realices tu misión, tendrás toda la ayuda necesaria de tus guías y maestros.

-yo?, y que es lo que tengo que hacer?

-deberás escribir un libro, las palabras se te darán, solo he venido a avisarte para que estés pendiente.

-ok, y de que escribiré el libro?

-de los cambios que la humanidad esta sintiendo, deben saber la importancia de ponerse en equilibrio y en conexión con la luz divina-

-regresa a tu casa y permanece atenta, no temas, déjate fluir-

El ferrocarrilero grito en ese momento desde el anden   -a bordo! –

Edith salió de sus pensamientos y rápidamente recorrió el anden para subir al vagón que le correspondía.

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