NUEVA COCK
—¿Aló?… Es ahí la oficina «Nueva Cock»… ¿Oiga?…
No la dejan a una ni arreglarse las uñas. Cómo me aburre el dichoso teléfono. El cambio de centralita ha sido un horror ¡No funciona nada!… Ahí está, clavadito en la pared, justo al lado del calendario, la foto del guapo Paco Yánez mirándome. Hoy es once, su cumpleaños. Sí… Qué bonita es esta canción…”Seems it never rains in southern, Californiaaaaa…, la, la, la, laala, lalalala…”; y qué recuerdos me trae del sinvergüenza de Paco Yánez… Cómo se pegaba al bailar… La cara que puso cuando me lo presentaron y le solté aquello de: «Mi nombre es Pilar, no soy virgen, pero puedo hacer milagros». Cómo se reía el muy granuja. Acercando su boca a mi oído me dijo que él era ateo convencido, pero que creía mucho en los milagros. Le pedí que me colocara el pendiente en su agujero, que se me había caído al suelo de puro nerviosismo… Y él, aún más cerca me susurró con su lengua, el muy cochino, que encantado y que si yo quería me tapaba todos mis agujeritos… Al poco rato me besó llevándose con su boca el carmín rojo pasión de mis labios… ¡Qué adorable sinvergüenza!…
—¿Oficina “Nueva Cock”? ¿Alóooo?… ¡Oiga!, contésteme, por favor.
¡Qué pesadez de teléfono! Lo que sí voy a hacer es preparar el regalo de cumpleaños a Paco Yánez ahora que todos se han ido a comer y no hay nadie en la oficina…¡Oh! Las medias cristal son fantásticas; y una delicia cuando su mano la deslice por mi piel con suavidad… Uhm…, sí, así…; poco a poco ¡Ale-hop! ¡Fuera!… Luego buscará con cuidado el elástico de mi braguita… Asssí, sí…; ¡fuera también!
—¿Alóoo? ¿Oigaaa?
Otra vez esa loca. Espérate bonita, que ahora no puedo atenderte. Estoy sentada encima de esta máquina. Aguarda a que me haga… ¿Cuántas copias?… ¡Qué erótica es esta luz que me invade toda por dentro! ¿No dará cáncer?…
—Oficina “Nueva… ¿Aló? ¡Oiga! ¡Por favor!, que alguien conteste… Es urgente. Soy Elizabeth.
¿Quién demonios es Elizabeth? ¡¿Y qué coño le pasa precisamente ahora?! Querida, no dejas de gritar como una jodida loca… Y qué bien lo hace Paco Yánez. Cómo sabe calentar los bajos de una mujer. Con ese olor a macho y esa enorme verga que… Debo tranquilizarme si quiero que cuando vea el regalo desee estar conmigo toda la noche dentro.
—¡Contésteme, es urgente!
La última vez me llevó a su casa. No le importó que su mujer nos pillara follando. Yo paso; ya se lo dije: no me gustan los tríos… Lo que tendría que hacer es venirse a vivir conmigo…; pero es un hombre casado ¡Qué le vamos a hacer!… Voy a ver que quiere esa loca.
—Sí, diga…
—Necesito hablar con don Francisco Yánez; su esposa ha tenido un accidente. Soy su asistenta Elizabeth.
—No, cariño. No está. Yo soy su secretaria, amor.
—¡Mentira…! ¡Ahora es mío y tú no me lo vas a quitar, ¡pendeja!
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