En el último día, Dios creó al hombre, entendiendo Él que con ello obtendría información sobre su mayor creación: El Universo. Adán sería eterno como Él, y todo funcionaría como un Deja Vu, ya que la escena se repetiría cada día. Luego apareció Eva y de eso ha habido un revuelo sobre su origen (unos dicen que fue creada a partir de una costilla, otros hablan de un hueso extraesquelético llamado báculo, enunciados que deploro). Lo cierto es que la historia teológica se estrena con los dos personajes en igualdad de condiciones, ambos ciegos porque no tenían la propiedad de admirar y aun cuando podían verse,  no sabían reconocerse. Luego aparecieron en la escena , la célebre culebra, el árbol del bien y el mal y la famosa manzana.

La culebra, que posiblemente ya habría comido alguna de esas manzanas del árbol y que era muy consciente de sus actos porque ya que sabía lo que significaba la tentación, puso a prueba a estas inocentes personas, quienes “no esperaron dos pedidas” y procedieron al primer caso de rebelión de la historia.

Dios, apenado consigo mismo por su error, pensó: “debí tomarme dos días de descanso en lugar de uno “. Luego decidió aquello que algunos padres de la actualidad hacen porque no escuchan las explicaciones de los hijos : Los expulsó del Edén.- Me detengo un poco para alertar a los jóvenes que viven con sus padres: Nunca, pero nunca digan que sus padres son unos dioses, porque podrían ser expulsados como lo fueron Adán y Eva.  Continúo ;  Adán y Eva dejaron de estar ciegos: se reconocieron y se vieron diferentes. _ De nuevo interrumpo -: fueron a un lago que reflejó sus figuras y entendieron que eran distintos en morfología. – Continúo; luego ellos recibieron la hoja de expulsión con la nota al margen que decía: “Ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la tierra, de donde fuiste sacado. ¡Porque eres polvo y al polvo volverás!Libro del Génesis

No existían dudas, el mensaje directo indicaba que habría que trabajar. Vinieron luego los hijos… Un día, estando sudado y cansado Adán, Eva lo calmó y lo emocionó con las palabras que han hecho de todas las generaciones posteriores, una raíz en cada hogar, estas son : “… de no haber sido por nuestra transgresión, nunca habríamos tenido posteridad [hijos], ni hubiéramos conocido jamás el bien y el mal, ni el gozo de nuestra redención, ni la vida eterna que Dios concede a todos los que son obedientes…”

La historia del trabajo inicia en este ambiente. Mujer y hombre entendieron desde el primer momento, que si no trabajaban morirían de hambre y en consecuencia, se convirtieron en pastores del rebaño de Dios.

La inteligencia, que provenía del árbol del bien y el mal (siempre estamos bajo la premisa de la creación) produjo el descubrimiento de las herramientas, de la organización, del almacenaje, de la paciencia para el cultivo. Luego, cuando el hambre diario fue superado, el trabajo sirvió para el evento más importante que ha existido hasta la fecha: La Comercialización. Pensaron aquellos descendientes de Eva y Adán, que si tenían superávit de algunos productos, ellos podrían ser canjeados por otros de los que carecían. Apareció entonces el trueque, y el valor de cada producto. Llegaron las divergencias; alguien sugirió que no era posible que una oveja que podía proveer lana, leche y carne podría tener un valor igual a una papa. Apareció entonces otro hijo de Dios llamado Tasador o Balanceador quien, conocedor de las matemáticas incipientes, fijó la transacción justa. Por supuesto este trabajador al final tuvo un beneficio gracias a su gestión. Observamos entonces que aparece un nuevo trabajador que gana una pata de la oveja y unos cuantos kilos de papas sin producir nada de ellos, pero con la conformidad de los truequeros.

Cuando el humano descubrió el método para hacer fuego y el mecanismo para mover las cosas a través de un vehículo con ruedas, ya posiblemente estarían sentados en la cueva, los Trucutú de Musk o Gate o Ford o Kirchner o Chávez o Soros, o de Pedro I o de Hitler, pensando desde allí y usando sus inteligencias, cómo hacer para que aquellos Adanes y Evas sudaran para no morir de hambre y de paso, agradecerles la oportunidad que tendrían de mover la rueda o friccionar las palos para hacer el fuego sobre las ramas secas, mientras ellos disfrutaran de algún poder.

Hemos evolucionado como sociedad para que el ser humano tenga calidad de vida. Sin embargo, continúa la sentencia de Dios, quien anunció que tendríamos la certeza de la muerte y que salvo algunos dioses terrenales que no necesitan trabajar, nosotros, aquellos hijos del acto de la manzana, si no lo hacemos, primero nos humillarán los acreedores, luego nuestras familias se autoexpulsarán y al final, alguna Beneficencia nos dará amparo hasta el día de nuestra muerte.

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