No le di a mi bebé lo que tuve cuando niña. No podía. Ser capaz de engendrar un embrión viable no te hace una madre cuando el producto nace; te hace una trabajadora de C.A.S.I.H (C–iencia y A–lgoritmos del S–istema I–nmaculado H–umano). Obedecer a mis instintos es lo que me trajo tan lejos, y en este punto de mi existencia he sido “cordialmente invitada” a participar en la primera fase de un nuevo experimento con beneficio para la humanidad. Fui seleccionada porque fui una de esas niñas que creció teniendo una nana. En cambio, dejé a mi criatura con una IA, una que no puedes ordenar por correo, estas pertenecen a un nuevo prototipo en las que C.A.S.I.H está trabajando.

Me pagaron dos millones y medio de créditos, tomando buenas decisiones, ello equivale al sustento de media centuria de una vida a la que estoy acostumbrada. Considero el embarazo un período hormonalmente abrumador, estoy llorando mientras redacto, pero tampoco nunca comí mejor, ni tuve la piel más suave o el cabello más sedoso –estas drogas son de primera calidad–, y hay una sensación inédita en ese bulto que crece en mi cuerpo, si hago a un lado la culpa, esta cama es lo más lejano al infierno de lo que estoy.

El método in vitro se asegura que desconozca a la otra mitad que te creó, con esperma escogido del banco de C.A.S.I.H y una póliza de seguro por tu vida, más de lo que valgo, si muero teniéndote será salir al fin de la simulación madre: La vida. Llegado el día nos desvanecemos y nadie nos recuerda.

Firmé un contrato con huella de ADN con la empresa global que nos gobierna, es mejor cumplir, que estés a la altura de la élite de nuestro mundo y tengas el pedigrí de una campeona. Hoy me enteré que serás una niña, y quienquiera que te diga que eres irremplazable, ignora su propia verdad. Somos un planeta con una plaga, nosotros, donde C.A.S.I.H y sus métodos probaron ser la cura. La compañía de Devon Casihdy: El Padre del cuarto milenio, –¡Hoshana al Anticristo!–, su ciencia salvó a la tierra. Los que vivimos en esta esfera con oxígeno 90% artificial le pertenecemos al Padre. Él puede hacer lo que quiera con nosotros, los que tenemos la marca en la mano, de otra forma, no existimos.

Debido a los muchos problemas globales y al explosivo aumento de la población, la marca fue aplicada a cada uno para poder tener un control mundial monetario y político. Tenemos un escenario plausible, pero cada final es un nuevo principio. –Bienvenida al nuevo final del mundo, hija–. C.A.S.I.H pretende revolucionar todo cada cierto tiempo, podría tratarse de una estrategia para “limpiar” el planeta de nuevo, así que pienso que tú serás nueva generación y el resto serán obsoletos. Yo estoy en medio.

Durante los nueve meses en las instalaciones me entregaron un diario por mes, en ellos plasmé mi vida, sobretodo la relación con la mujer de carne, hueso y un alma generosa que me crió. No fue la dama de la noche que me parió, ni madre de hijos propios; sino una extraña de sangre que por alguna razón me amó extraordinariamente. Ahora envidio la voluntad que tuvo para dejarse ir cuando se rehusó a cualquier trasplante de órganos artificiales. Ponerla bajo tierra me rompió el corazón, ya la frase no se usa en ese contexto, ni se pone a las personas en féretros, se practica la eutanasia y se les incinera por igual.

¿Sabes qué me hace valiosa? Mi cerebro. La forma de antaño en la que tuve la suerte de ser criada, que me calificó con el más alto nivel de CHP (Conexión Humana Primigenia). Vínculos afectivos basados en mi memoria, mis emociones mapeando la conexión entre mis neuronas revelando la síntesis química de quién soy a través de la experiencia de una relación de 90 años con un ser humano que dejó una huella química en mí. Algo que ya sabía, que la amaba y no volví a amar después de ella. Una persona adulta promedio alcanza 55% de empatía con una interacción de 2 a 10 horas al día con otro ser. Esta era moderna viene con mucho sintetismo –La vision après le sermon–. Una realidad de 73×92 cm.

Estos días los artistas se inyectan demenxia para crear. Es lo que soy en una sociedad de derecha con una moral vil y el escalpelo en la izquierda. Tengo 360 años, mis órganos son sintéticos, pero no somos cyborgs exponiendo partes metálicas, a excepción de las prótesis, todo es interno –la estética es lucrativa–. El cerebro es el castillo inquebrantable. Devon declara: »Cuando podamos trasplantar la mente a un cerebro artificial, notificaré al mundo que ya no necesitamos ser humanos«. –Sospecho que Casihdy guarda muchos secretos–. El resto somos ratas de laboratorio. Podría vender mi cerebro y dejarte una herencia, pero sería innecesario. Eres propiedad del diablo, y me digo que es lo mejor, nacer hermosa y obediente para ser una hija casta del dios que puede matarte.

No pretendo dejarte una enseñanza, este es un trabajo que me extenderá cinco décadas de la vida que conozco, tu Padre cuidará de ti; sé útil, sé obediente. Y cuando me vea desnuda en el espejo, tras estar acostada en la plancha para que te extraigan de mí, pensaré siempre en ti en el reflejo. Leyéndome quizás comprendas cómo cambié tanto, cómo éramos antes de ser longevos. Espero que la IA cuide de ti apropiadamente. ¿Qué tan diferente pensarás y sentirás cuando la llames “madre” en vez de a mí? Si parte de mí supone ser tuya, el diablo llenará nuestros vacíos, sólo temo dormir pensando en las respuestas, y despertar celosa de ti, EVA-01.

Te dejo nueve diarios y estas fotografías, para que sepas con quién compartes una conexión en el espacio y en el espejo. Por mí, serás hermosa, y Devon te hará perfecta.

Con amor primigenio, V-V1VN, tu madre.

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