Los empresarios no habrían podido presentir el éxito de la Sustitución Tecnológica ni en sus mejores sueños…

Los androides no tenían necesidad de parar de trabajar para ir al baño o a fumar;

jamás se tomaban vacaciones; no recibían salario alguno, y, lo mejor de todo, no cotizaban a la Seguridad Social.

En época de elecciones generales el proceso era siempre el mismo: los Humanos desempleados no tenían derecho al voto, mientras que los Robots, según su programación, elegían indefectiblemente al Partido Único, íntegramente constituido por sus jefes.

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