El desempleado agradecido.

El desempleado agradecido.

The Chain

03/04/2019

¿Cual es el limite de la exploración?, ¿Qué tanto puedes aprender?, ¿En que momento toda esta acción, todo este devenir se volvió en una grata conciencia de lo que soy, de lo que puedo ser? – Pensaba mientras caminaba una vez mas con las hojas de vida en mi mano

Otra vez desempleado, no arruinado, por lo tanto no iba preocupado, sin embargo esta vez algo había sido distinto, en todo los trabajos he aprendido algo nuevo, desde inteligencia pura hasta los hábitos mas extraños, pero en aquel restaurante algo había sido totalmente distinto.

El amor, el dinero y las palabras de lo que parecía un gran filosofo habían cambiado mi perspectiva y mi accionar.

Ahora sabia mucho mas de lo que creía, y aunque toda perdida es ganancia, yo mismo no sabia que había ganado, tal vez era mucho y no sabía como definirlo, por mi mente como ráfagas de imágenes volvían los recuerdos de los partidos de fútbol entre cervezas y cigarros los sábados, las salidas improvisadas con Juliana en cualquier dia de la semana y el derroche monumental en no sé qué y no sé para qué de dinero.

Todo estaba conectado, me habian dicho que el conocimiento llegaba cuando tenia que llegar, pero no era así, el conocimiento volaba por los aires y yo no lo tomaba, no lo atrapaba y ahora era el cuando, por que había trabajado en tantos lugares y sabia por lo tanto, que ningún trabajo se dignifica.

Volví y guarde mis hojas de vida, tome mis ahorros y pensé que estaba cansado de los trabajos de los demás, que me habían enseñado y que no por eso hay que intentar adelantarsele al tiempo, el conocimiento va y viene, pero lo importante es lo que hacemos con él, no mas mesero, no mas vendedor, no mas constructor, ahora era todos esos en un mismo cuerpo, en una misma mente y pensaba crear mi propio trabajo, mi propia historia, quería trabajar en andas del saber, con mi tiempo y mi esfuerzo, y si el conocimiento se la pasaba por ahí volando, yo solo tenia que agarrarlo y empezar a comerlo lentamente, como disfrutando uno de los deliciosos almuerzos que mamá me empacaba para llevar a mi empleo, a mi vida y a mi alma.

Me puse en acción, si el camino lo inventamos nosotros, yo iba hacer del mío uno inmemorable, uno sin limites, en el que mis preguntas solo fueran como seguir agradeciendo a la vida, al amor, al loco compañero filosofo, a la comida que se empaca para el trabajo, al fútbol con cervezas y con cigarros, a los meseros, a los constructores, a los vendedores y al dinero que con trabajo duro y bien hecho se obtiene.

Así que, llegando de nuevo a casa, sin haber entregado ninguna hoja de vida, vi un local el cual podría arrendar para ofrecer bebidas o jugos y en la libreta donde anotaba el número, escribi;

«Mis trabajos fueron, son y serán una cantidad inimaginable de experiencias, de historias y de sonrisas .»

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