La Historia de Manuel

El trabajo es parte de la vida de todo ser humano; no existe forma que no sea por el trabajo digno y honrado que una persona pueda lograr la plenitud intelectual, el crecimiento espiritual y el bienestar material.

La presente historia se desarrolló en la capital de México, en un día como todos los de semana; caótico, ensordecedor, el tráfico en su máxima expresión, siempre atentando contra la serenidad y paciencia de sus millones de habitantes, que deben tolerarse y sobrellevarse día con día.

Pixabay (2019).

Ese día Manuel llega a primer hora, para abrir la entrada del taller de muebles en el que se desempeña desde hace años, siempre mostrando con su ejemplo que la dedicación, el empeño y la actitud positiva; son la fórmula para alcanzar el bienestar y el desarrollo personal y profesional. El año pasado su patrón le ofreció a manera de reconocimiento un pick up modelo 70 en buenas condiciones, que podrá ir pagando semanalmente en cómodas parcialidades.

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El viernes pasado, Don Joaquín le entregó a Manuel el programa de producción de la semana que inicia; es todo un reto y requiere de la coordinación acertada de cada uno de los integrantes para lograr la meta y cumplir con los compromisos de entregar en tiempo una producción de 55 antecomedores, en varios diseños y colores. Con el excedente de pago que recibirá Manuel, podrá cubrir los útiles de inicio de curso de sus seis hijos; que anhelan pronto contribuir al gasto familiar para ayudar a su padre, su esposa Concepción, lo apoya con el manejo de los gastos diarios, la vestimenta y el cuidado de todos sus hijos.

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La semana inició con los problemas rutinarios; dos de los trabajadores no se presentaron por exceso del fin de semana, reportándose como enfermos y prometiendo entregar las constancias médicas para evitar alguna represalia de la empresa. Manuel conoce “ese tipo de enfermedades” por lo que envía a José para que se presente en el domicilio de los enfermos y los persuada de incorporarse al medio día en el taller. Casi a una de la tarde llega José y los dos enfermos; Carlos y Arnulfo, con algunas huellas de desvelo y cansancio.

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Una vez que los eventos de inicio de semana fueron superados; la normalidad y aparente calma vuelven a la pequeña fábrica de muebles, las bromas y chistes son parte de la rutina de trabajo; cada cabeza es un mundo independiente, Carlos siempre pensativo por la posible ruptura de su matrimonio después de 3 años de casado y con una pequeña hija de 4 meses de edad, no sabe lo que puede deparar el destino. Arnulfo tiene problemas con su hijo adolescente que varias ocasiones ha mostrados huellas de consumir algún tipo de estupefaciente. Sin embargo, todos saben que la vida debe proseguir y se esmeran en la producción, cada pieza extra que logren será un aporte a la parte variable del salario.

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Es miércoles y todo transcurre según los planes de Manuel como jefe de producción, excepto que hoy llegó 15 minutos tarde, tras la noche de desvelo que tuvo por llevar de emergencia a uno de sus hijos, presentaba un cuadro muy severo de temperatura con las vías respiratorias casi obstruidas, quedó hospitalizado por la gravedad del cuadro clínico que le manifestó el médico de turno. Haciendo un gran esfuerzo, no pierde de vista su compromiso y el optimismo que debe mantener, para que por ningún motivo decaiga la producción en curso, porque en ello también está la posibilidad de pagar los gastos hospitalarios que se avecinan.

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Por fin llega el ansiado sábado y fin de semana, la producción logró obtenerse apenas un par de horas antes de concluir las extenuantes labores, todo el equipo está contento; Don Joaquín orgulloso porque se cumplió con un importante pedido que podría cambiar la trayectoria de su negocio; al tratarse de un cliente muy trascendental que promete mucho trabajo en los meses posteriores, incluso está planeando tomar unos días de vacaciones en alguna cómoda playa. Manuel revisa su recibo de nómina y constata que Don Joaquín le agregó un pequeño extra al enterarse de la hospitalización de su hijo, además que podrá cubrir la cuenta por concepto de útiles escolares de sus seis hijos. Carlos posiblemente no vuelva a ver a su esposa e hija, despues de la fuerte discusión de la noche anterior, Arnulfo está muy estresado porque no sabe si será necesario tener que buscar a su hijo con las malas amistades que le han hecho caer en el consumo de alguna droga y está muy predispuesto a corregir con rigor la conducta de su hijo.

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Es fin de semana, y como es costumbre; Manuel está desde muy temprano afeitándose y untándose un poco de loción al tiempo que escucha un disco de su artista favorito; está sentado en un viejo sillón que le recuerda todos esos días increíbles de trabajo, el extenuante tráfico citadino, incluso recuerda los días que despertaba y podía conversar con su esposa, ella partió desde hace tres años, sus hijos se han casado; Mario el mayor de ellos tiene tres lindas jovencitas, Catalina también ya tiene un par de hijos varones, orgullo del matrimonio con Leopoldo, Rebeca aún recién casada está en espera de su primer hijo, Sara la menor de ellas ya tiene una hija pequeña y a otra bebita en camino, su hijo Damían se encuentra en proceso de divorcio, después de un corto matrimonio, David en asunto de matrimonio.

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Manuel cavilando con los ojos un poco húmedos; recuerda esa época de trabajo, de incontables días de estrés al ver crecer a sus hijos, pero de pronto una dulce voz rompe su cavilación; ¡Abuelo! ¡Abuelo! ¿Dónde estás? Mira el carrito que me compró papá… atento como siempre, llama a su esposa; ‘María ¡hay que preparar el almuerzo los muchachos acaban de llegar y vienen a felicitarte por tu cumpleaños…

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