La vida real, no es fácil, por más palabras que gastemos en ella, lo que es será, sí bien podemos forzar al destino no podemos hacer que el mundo avance en el ritmo que lo necesitamos; para Yotly, quizá las cosas podrían ser distintas, al menos eso era lo que ella creía en ese preciso momento cuando llegó a sus manos aquella misiva.
Era una petición inocente, a la cual no podría negarse, pero tampoco relegar, hasta que los días se convirtieron en semanas y la persona que necesitaba la respuesta se impacientó y decidió ir a visitarla sin previo aviso. Algo paso en ese momento, algo que nadie hubiera imaginado ya que el portador de aquella carta lucia ante los ojos de ella como un recuerdo de esos que nunca hemos tenido, pero al mismo tiempo son reales, son un atisbo de lo que la vida nos pudo haber dado y decidió arrebatar.
Llego a su encuentro con una flor a manera de disculpa y la invitación a una cena en el sitio que ella decidiera, la charla se antojaba casual, pero en el interior de Yotly, una especie de inquietud se manifestaba, pese a sus esfuerzos por evitarla. ¿Qué pretexto podía darle ante la negativa de sus destinatarios para ser parte del proyecto que el hombre le había solicitado, cómo evitar la presión de su mirada ante la impaciencia de sus preguntas?
A cada minuto que transcurría ella veía que se le había confiado una tarea compleja, donde lo mejor hubiera sido decir de entrada, lo siento no está en mis manos lograrlo, no es de mi competencia, sin embargo, ella lo vio como una oportunidad de ser útil y ayudar a una persona que no se encontraba en la ciudad para conseguir los objetivos trazados.
Nada nos prepara para la realidad más que nosotros mismos, admitirla, ser parte de ella, estar en medio de la incertidumbre y derrumbarse. Pero ahora el caballero había viajado, le había invitado a la cena e incluso se había disculpado por no avisar de su llegada; era demasiado para nuestra pobre amiga, cuyo eco en la voz de los otros no resultaba como se esperaba, un silencio se apoderó de ella y se bebió de golpe la copa de vino tinto que acompañaba aquella cena inmerecida para ella.
Se sentía observada, el misterioso caballero observaba sus reacciones y retrocedía cuando las respuestas de ella se atropellaban, decidió darle un respiro pese a la precipitación de sus acciones; fue consciente de su elección, pero ella no lo sabía.
¿Dónde le conoció para pedirle la entrega de aquella carta, era algo que no se atrevía a preguntar, simplemente era la mensajera como cualquier otra persona, pero ella entendía que no era así, ya que la entrega de esa carta no tenía nombre y tampoco apellido, era el pedimento de un compromiso a una persona que ella debía elegir y hacerla portadora de la noticia, comprometerla a leer un documento de grandes dificultades intelectuales y verter un argumento a favor o en contra del mismo?
¿Qué tan importante era ese trabajo? No era un descubrimiento sino la aplicación de un trabajo que en el pasado no había tenido repercusión en la población y precisamente ahora tenía la oportunidad de ser útil, de renacer como el ave fénix y colocarse en el sitio de privilegio que le correspondía.
Mientras partía su filete Yotly miraba de reojo al enigmático caballero que sonreía feliz ante el encuentro y para ella era una incógnita sin respuestas, ella imaginaba que había sido utilizada, para difundir una noticia, pero al mismo tiempo se sentía incomoda, desconocía si realmente era la indicada. Yotly sintió que se derrumbaba su confianza y seguridad, desaparecían cada minuto en esa carta inusual, era presa de los nervios al no poder responder con seguridad.
El misterioso hombre le extendió una tarjeta y le indico el siguiente paso a dar, era la dirección donde debía ser llevada la respuesta de la persona portadora de la carta que ella tenía aun en sus manos. Y exclamó:
-De esta forma podrá sentir que el peso de mi encomienda disminuye, lo único que necesita es colocarla en las manos adecuadas. No se preocupe solo le pido que visualice que persona es la adecuada para confiarle esta tarea.
Yotly, no pudo evitar exclamar con un suspiro discreto que pronto se vería liberada de esa tarea y se animó a preguntar:
¿Cómo sabré quien es la persona indicada? Muchos podrían serlo y algunos no le darían el valor que tiene dejándola en el olvido y eso me inquieta puesto que conozco sus credenciales académicas, les reconozco como parte de una disciplina, pero no séqué hasta donde prestarán atención a la solicitud que les haga. Son gente ocupada que se cuida de intervenciones externas, celosa de su tiempo y la forma cómo lo organizan.
-Usted no lo piense simplemente obsérvelos y sus actos le dirán quién es el indicado.
OPINIONES Y COMENTARIOS