Niño se inicia colocando carbón a la locomotora y acaba comprando el ferrocarril

Niño se inicia colocando carbón a la locomotora y acaba comprando el ferrocarril

Pablo Hernandez

24/03/2018

En un pueblo del estado de Jalisco en México, llamado Lagos de Moreno, nace hace cerca de 120 años, Pablo M. Herández. Su madre Lolita está muy feliz y lo cuida con gran amor. Se asombre de lo mucho que le gusta a su hijito el sonido del silbato de la locomotora que pasa cerca de su casa y que hace retumbar en sus centros la tierra, con el furioso rugido de su motor. El silbato que tiene esa máquina, le resulta muy romántico y amable. Cuando su hijo Pablo está cerca de cumplir quince años, le dice a su mamá que ya no quiere ir a la escuela, que desea ir a trabajar en el ferrocarril que pasa cerca de su casa. Lolita no lo puede convencer de que siga en la escuela y pide trabajo en la estación del ferrocarril. Logra convencer que le permitan trabajar ayudando a poner carbón a la caldera de la locomotora.

Poco a poco va aprendiendo a colocar el carbón en la caldera de la locomotora sin quemarse mucho sus manitas.

Va comprendiendo el funcionamiento de su amada la locomotora y desea aprender todo lo que puede del maquinista que le va indicando cuando poner más carbón para que no se apague.

Descubre que la locomotora además de carbón necesita ir recibiendo más agua, ya que la caldera la transforma en vapor que la impulsa. Se da cuenta que a lo largo de la vía del ferrocarril, a cada 40 kilómetros hay un tanque elevado con agua destinado a renovar la que se va convirtiendo en energía.

Empieza a aprender del maquinista, quien le toma afecto y lo va enseñando para que pronto sea quien la maneja y tenga un carbonero.

Por fin lo haciende a ayudante de maquinista y está muy feliz.

En ese tiempo empieza a complicarse mucho la vida de su país y empieza a sufrir la terrible revolución militar. Como los ferrocarriles son el mejor medio de transporte, se convierten en la base fundamental para mover a las distintas facciones revolucionarias y a sus integrantes.

Por fin le encomiendan manejar una locomotora y lo hacer responsable de ello. Se entrega en cuerpo y alma a su trabajo y va haciendo muchos amigos entre sus compañeros y los militares que utilizan el ferrocarril. Aprende a no tomar partido por alguna fracción revolucionaria, y se dedica a ser el mejor maquinista de los ferrocarriles, y el más joven.

Pocos años después, lo ascienden a jefe de maquinistas y le toca manejar trenes en los que van los generales más destacados de esa revolución.

Le toca mover trenes en los que van generales como Pancho Villa, Lázaro Cárdenas, Manuel Avila Camacho y otros muchos.

En uno de los enfrentamientos en los que le toca participar, su grupo es derrotado y tiene que huir y al escapar, nota que los que ganaron van dando un tiro de gracia a los que quedan heridos. Al ir corriendo se cae y para protegerse que no le den el tito de gracia, ya estando en el suelo, carga un cadáver y lo coloca encima de su cuerpo. Cuando llegan a darle el tiro de gracia, se lo dan que tenía encima. Esa experiencia fue la más dolorosa en esa terrible confrontación.

Con tantos problemas, recibe tres balazos y sufre tres hernias, pero se recupera y sigue trabajando cada vez más.

Se recuperó y por ser tan entregado a servir a su país, lo ascienden a Jefe de Trenes Militares, donde sigue exponiendo su vida siempre para ayudar mas al Noble Pueblo de México.

Merece que lo asciendan una vez más, y lo nombran Superintendente de la Zona Norte de los Ferrocarriles Nacionales de México.

Poco tiempo después lo cambian de Zona y resuelve los problemas que allí encuentra. Los generales de la Revolución deciden cambiarlo a cada zona que tenían los ferrocarriles, porque siempre resolvía los enormes problemas.

En ese tiempo en 1943, quien era Presidente de México, el General Manuel Ávila Camacho lo nombra Sub Gerente General de los Ferrocarriles Nacionales de México.

En ese año se tiene un terrible temblor en la Ciudad de Oaxaca, estado de Oaxaca, y la ciudad queda bloqueada y no puede recibir alimentos ni medicinas. Los técnicos dicen que se necesitan quince días para que pueda darse paso a los trenes y camiones con alimentos y medicinas. Para acelerar el paso , se traslado por avioneta a la ciudad de Oaxaca y organiza a todas las personas disponibles, albañiles, soldados, campesinos, trabajadores y quien quiera ayudar a abrir el paso para salvar la ciudad. Logra que se de el paso en solo tres días, y el Pueblo de ese Estado de Oaxaca y su Gobernador, organizan una ceremonia para darle la Medalla del Mérito Civil, por tan enorme esfuerzo. En la fecha en la que le dan esa Medalla, desfila por la ciudad acompañado de su hijo de ocho años, el autor de este escrito, y nos van enviando desde los balcones de las casas confeti y felicitaciones.

El Presidente de México, lo nombra Gerente General delos Ferrocarriles Nacionales de México por su heroica labor social.

Poco tiempo después, el gobierno Mexicano decide comprar el Ferrocarril más importante que que va del Puerto de Veracruz a la Ciudad de México y que era llamado Ferrocarril Mexicano, propiedad de ingleses.

El Presidente de México, General Manuel Avila Camacho, pide al Gerente General de Los Ferrocarriles Pablo M. Herández, que a nombre de México compre ese ferrocarril, lo cual se lleva a cabo y hace la ceremonia de bajar la bandera Inglesa que ondeaba en esas oficinas y sube la Bandera Mexicana.

En 1945 el periódico Excelsior hace los estudios correspondientes para otorgar el mas grande reconocimiento al mejor mexicano, que es entregar el diploma del periódico Excelsior con el nombramiento «Hombre del Año 1945»

Entre los candidatos está el propio presidente de México y otros distinguidos personajes. Seleccionan Hombre del Año de México de 1945 a Pablo M. hernández

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