Guardería, colegio, universidad y trabajo juntos. ¿Quién diría que ibas a ser tú mi acompañante de vida? Mi mejor amigo, mi hermano.
Parece que fue ayer cuando entramos a trabajar por primera vez juntos. Saber que te tengo hasta en el trabajo me hace sentir más tranquila y, de una forma u otra, me siento más feliz.
Mucha gente considera que es imposible, que esta fuera de lo racional, tener una amistad entre dos sexos distintos; pero me gustaría aclararte que aquí tienes aquella excepción que rompe la regla.
Tres años antes. Diez de la mañana, en nuestra cafetería:
– »¡Vamos a intentar trabajar los dos en la misma empresa!»- Me dijo él con un pequeño soplo de esperanza.
– »No creo que podamos lograrlo, hemos tenido mucha suerte pudiendo estar toda una vida juntos. Pero ahora… ahora quizá sea el momento de afrontar la realidad, quizá tengamos que aprender a vivir separados.- Le respondí mirándole a los ojos sin apartar la vista.
– »No, vamos a intentarlo. La esperanza es lo último que se pierde. Así que mañana mismo intentamos conseguir entrevistas».
Pasaron los meses y por fin, nos cogieron para trabajar en la misma empresa. ¿Qué suerte, no?
Una vez más: gracias, gracias por no haberme hecho caso el día cuando te dije que quizá era hora de separarnos. Eres esa pieza que encaja perfectamente en mi.
III Concurso de Historias del trabajo
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