La conversión de las plegarias.

  No sabía bien a bien de que se trataba, el cielo no indicó nada no dió señales de ninguna profecía,  todo parecía tan raro, se comenzaba a entender el porque todos hablan de otras vidas.

  Lo primero en descubrir fue esa mirada que todo lo absorbe, que todo lo hace tan fácil pero  tan misterioso, esa mirada que todo lo pone ahí sobre la mesa, al lado del café sin terminar y el pastelito risueño,

El momento fue de atmósferas cíclicas se desbordaron aromas etéreas intangibles para los sentidos conocidos, todo fue mágico. 

No se podía apartar la vista, los ojos lo sostienen todo, tienen gravedad propia. Se analiza todo a detalle, se escudriñan cada centímetro de alma, pasan minutos, pasan horas y los ojos siguen en comunicación directa. 

Podían salir corriendo o llevar la fiesta interior en paz, quizá mirar el reloj y mentir sobre una cita urgente, tantas cosas  que discernir, tanta información sin saber nada claro de lo que esta pasando, cuesta trabajo bajar de la nube en donde ya se habita sin darse cuenta. 

 Todo parecía un sueño las palabras hilaban frases sin sentido o en sentido contrario, fue lo de menos pues en otro mundo alterno había una comunicación fluida sin voz. 

El café frío observándolo todo, México perdiendo y la mesera distraída preguntando sin respuesta alguna, incomodando la catarsis general de un sueño