Hola
Te escribo desde un lugar escondido de ti.
La terapeuta me aconsejó alejarme. Dejarte ir. Reconozco que tu ausencia me aterra, me siento sola. No funciono igual. Todo a mi alrededor me hace sentir que te necesito.
Ver en el cielo como las nubes al pasar acarician con ternura las montañas, me provoca nostalgia. Deseo volver a sentir tus yemas oscuras acariciando mi piel clara. Extraño como poco a poco me envolvías con tus brazos hasta volverme uno contigo.
Yo sentía que envuelta por ti era más fuerte, cuando en verdad me restabas vida, sofocándome. Tan irónica nuestra forma. Enfermiza.
Todo este tiempo me hiciste creer que eras lo mejor de mi. Que te necesitaba. Ahora veo con claridad que no es así. Tantos recuerdos, tantas lágrimas, tantas cicatrices.
Por eso he decidido escribirte, para dejarte saber que no permitiré que me manipules más. Este es el final de nuestra relación.
Espero desaparezcas en el mismo pozo de desesperación del que emergiste cuando mi vida estaba en su peor momento.
Nadie necesita de algo como tú colgado en la espalda, doblegando el anhelo de seguir adelante.
Te dejo.
He decidido ser feliz y para eso ya no te necesito más.
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