Papá:
A buen seguro te habrás dormido, antes de que yo despierte. Espero veas este trigo en tus sueños como una esperanza, si esta noche ahogas tu lamento. Ten fe, allí donde te esperan estará Ramoner repartiendo las cartas. Mamá amanecerá más tarde, para el baile. Te envío estas letras entretejidas con tristeza y valentía, para que cuando llegue el tercer día, sepas que adopto tu último consejo. Voy a asumir el riesgo de vivir con el testigo de tu muerte asido a mis manos. Espero hayas sido feliz con lo poco a que aspirabas para ti, a mi me sobra todo lo dado, desde las primaveras hasta nuestro oficio si no lo comparto contigo. Volveré con los libros, allí donde los dejé, donde me los dejaste. Escribir será otra tarea, aunque tú siempre me sembraste de argumentos.
Te quiere, tu hijo.
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