Cuando era pequeña fui a escuchar un concierto y supe que sería pianista. Con seis años empecé mi primer taller de escritura musical: leer los pentagramas. Esa magia que tiene la música de aprender y crear, sacó mi alma de artista, y no pude parar. Mi primeras tareas fueron aprender a escribir la clave de sol, las notas y las figuras.¡Era todo nuevo para mi! Siendo ya profesora llevé la música a mis alumnos. Y creaba para ellos pequeñas melodías, mientras se encendía de gozo mi corazón.

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