— ¿Hay algo que lamentas no haber hecho? — aquella voz solo era un recuerdo. Pianos vetustos y desafinados, bailes de salón sin compás; eran una forma más en su memoria.
— Lamento no volver a enumerar las estrellas con estos ojos o narrar los cielos azules con esta voz.— respondió, se había cansado de gritar al viento de miedo e incertidumbre.
— Siempre podrás ver a través de mí.
El reloj gastó su último minuto y sin darse cuenta, habían perdido la noción del tiempo, una vez más y para siempre.

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