Encuentro
El trayecto iba tranquilo hasta que nos detuvimos para recoger al último pasajero. Yo no sabía que era él. Cuando lo vi, algo caliente se me trepó al rostro y un cosquilleo incómodo se apoderó de mi abdomen. ―Iba a venir mi hija ―se disculpó el doctor mostrando las palmas de las manos―, pero cambió de planes. Los otros dos...