Lo que pudo ser
Aunque llegué pronto, el anciano ya estaba esperando en el banco del paseo que habíamos convenido como punto de encuentro. — Hola —saludé— ¿también va a Salamanca? — Sí. Me quedé esperando unos segundos, pero no dijo nada más. Estaba muy tieso, sentado en una postura incómoda, incluso para alguien mucho más joven. Por todo...