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Sucedió en un coche Relatos cortos en coche compartido

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LA CHICA DE LA CURVA 

La chica de la curva Imagino el deleite de esos tres niñatos al verme haciendo autostop en el arcén… Cómo se frotarían las manos al imaginarselas explorando mis curvas por turnos, sin sospechar el demonio brutal y despiadado que se oculta bajo el vestido blanco. Cuando el poder maligno se reveló fue demasiado tarde para...

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Una gota en el cristal 

Una gota en el cristal. Otra. Otra y otra. Comenzaba a llover, fuerte, el cielo se cerraba ante mí, y unos nubarrones negros sobre las montañas, rayos cortando el cielo, me hicieron creer que entraba en Mordor. Los parabrisas, rápidos, apenas limpiaban la cantidad de agua que caía del cielo. Y yo no podía dejar...

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La Entrega 

Ibai Olagüe

02/11/2024

Estoy sentado detrás del conductor, con un pequeño maletín a mi lado. Los demás asientos están libres. El conductor es calvo, aunque le tapa la cabeza un sombrero negro. Conduce con una mano; con la otra se fuma un cigarrillo, y mantiene la ventana abierta para expulsar cada bocanada de humo. El conductor, asignado para...

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Un viaje en buena compañía 

Llegué unos minutos antes de lo acordado al lugar de encuentro indicado por el conductor en la aplicación. Siempre he viajado gracias a esta aplicación y no me gustaría que me pusieran una mala puntuación. Pocos minutos después llegó la persona con quien viajaría. Solos él y yo. Ni recuerdo su nombre. Él conduciría ya que...

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Un viaje más 

Iba tarde, y el coche compartido me estaba esperando. Pensaba que sería un viaje largo y que tendría que hablar con mi compañero de viaje, aunque no me interesara hacer amigos. Eran apenas las cinco de la mañana, y el mundo exterior aún parecía dormido. El hombre que me acompañaba, de alrededor de 38 años,...

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Soledad compartida 

MAR DEL CASTILLO

02/11/2024

El camino de Santiago había llegado a su fin.  Fue sola pero siempre estuvo acompañada; una soledad compartida, como el título del libro que le compró a aquel caminante.  Pero ahora era momento de volver a casa y Mara sentía una gran nostalgia. Había ido a Santiago en su coche con la idea de recorrer algunas...

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El equipaje 

Lyna

02/11/2024

―¿Cuándo marchas? ―me preguntó Antonio interrumpiendo la conversación del grupo el día de mi despedida. —Este sábado. —Sonreí amargamente, intentando disimular el nudo en el estómago por pensar que era la primera vez que conduciría yo sola una distancia tan larga. A pesar de ello, no tenía mejor opción para desplazarme con todo el equipaje...

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Kilómetros de memoria 

El coche tenía un estado perfecto a primera vista. Su conductor se presentó como Alberto. El cómodo comienzo de conversación se trasformó en un silencio que intenté rellenar con algo. Con el triple de experiencia que yo, se mostró opaco sobre su pasado. A duras penas logré sacarle un poco de información. «Bueno, Alberto,» dije,...

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Agnosticismo 

Arrate Olasagasti

02/11/2024

-Este coche es agnóstico- dice mientras yo me ajusto el cinturón de seguridad. La palabra se siente fuera de lugar, y sin embargo Marcelo parece un hombre con educación, que limpia y cuida su coche tanto como su forma de expresarse. Me ha tocado el asiento del copiloto porque la parte de atrás ya está...

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OSBORNE 

andresymer

02/11/2024

La Mancha. Al fondo, el toro de Osborne. Julián, rumbo a Chinchón acompañado por dos guiris desde la salida en Alicante, más un tercero recogido en Albacete, exclama: ¡qué bicho, qué maravilla! —Los togos debeguían estag pgohibidos —comenta Alain. —Maltratar animales es no bien. Mehor libres —replica Rudolf. —En Inglatera cazar zoros ya es prohibido....

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Un calcetín solitario encima de una cinta americana 

Susann Mayer

03/11/2024

Lo primero que vi cuando me monté en el asiento trasero del Chevrolet con los parachoques abollados, fue un calcetín solitario encima de una cinta americana y un bote de vaselina. El único viaje disponible en BlaBlaCar desde este pueblucho empezó como una película de dos guiris metiéndose en un carro de narcos. Tuvimos que entrar por la única puerta no atascada. Nosotras primero, luego el conductor con su chaleco raído de cuero y al final su compinche con la melena recogida por una bandana. Mil pensamientos pasaron por mi cabeza. Regla número uno: Nunca subas a un coche con dos desconocidos en un lugar perdido. No me pude creer que mi compañera se quedara tan tranquila cuando le señalé mi descubrimiento. El colega del conductor tomó el último trago de whisky y empezó a pelar una manzana con su navaja. Escribí rápidamente unos WhatsApp con la descripción y matrícula del coche para que tuvieran una pista por si encontraran nuestros cuerpos en algún acantilado. Mi amiga sacó su tercer sándwich que había comprado durante la larga espera en el parking. Ni siquiera nos pidieron disculpas cuando aparecieron casi hora más tarde en el punto de encuentro en el polígono industrial. Con la música heavy metal a tope, salimos de la autopista a un camino rural. Alcé la voz algo temblorosa: “Vamos a Madrid directo, ¿verdad? ¡Tengo que dar una clase!” Se rieron. No sé si de mi miedo o de pensar en sus planes con nosotras. Intentaba recordar las llaves que aprendí en mi única clase de Aikido. Mi amiga se había dormido con la nana hardcore. Quedaba yo sola para defendernos. El colega peludo puso morritos al conductor reclamando un beso. “¡Ahora no! Ya nos divertiremos.” Mi pulso superó la velocidad máxima permitida, cuando frenamos de repente. “¡Nena, pásame la cinta americana!” Señor Chaleco salió, acercándose al maletero. Me estremecía con cada golpe en mi respaldo. Continuamos el viaje. Mr. Melena empezó a acariciar la pierna del chófer. “Cariño, ¿Dejamos a las chavalas en su trabajo?” El del chaleco asentía me gritó por encima de los ronquidos de mi amiga. “¿Dirección? No puedo entrar en el centro, pero qué más da.” Dando una vuelta en redondo, entró por las cuatro torres de la capital. Rápidamente, desperté a mi amiga. Cuando nos bajamos, los dos rockeros estaban apoyados en el maletero encintado, intercambiando besos pasionales. “Dejadnos buena reseña.”

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De viajes y desconocidos. 

Sebastian Mata

03/11/2024

Dios, necesito empezar a correr, debería llegar en 5 minutos o mi Blablacar va a dejarme. -Pensé y empecé a correr-. Apenas y llegue cuando ya el conductor estaba por arrancar, cansado, el corazón acelerado, la adrenalina todavía a tope, sin más aire en mis pulmones y abro la puerta para que mi mundo se...

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