Bajo la frivolidad y el ruido del bla bla, bla
Madrid-Alicante: cuatro horas y siete minutos. Tres chicos y yo. Con un poco de suerte se pondrán a hablar de fútbol, videojuegos o de la forma de coger las mejores cogorzas. Tendría una buena disculpa para permanecer callada. La obligación de hablar es mi mayor aversión cada vez que comparto coche. No es que no...