Ocurrió en un coche
Quería volar, irme a otro lugar, pero carecía de fuerza ninguna. Esta última sesión me había dejado más exhausta de lo habitual y ya difícilmente podía rebelarme. Dos días más y podrás hacer lo que quieras, me prometí. Me tumbé bocarriba poniendo las dos manos en la tripa y repitiendo como un mantra, “estás bien”,...