El coche del techo solar.
– Dime tú, alma de cántaro, ¿cómo no vas a viajar dándote el sol en la cara?, ¿cómo no vas a ser capaz de ello? Vuelo como los halcones, el viento me viene casi de cara. Todo ello me parece un hecho fugaz, hasta que te veo a tí, sí, a tí, que haciendo dedo...