Los caminos de la vida
No había casi despuntado el alba y ahí estaba esperando en Atocha Nuria. De pelo rubio ensortijado, de unos 25 años (calculé), más o menos de mi edad; con una camiseta blanca de tirantes, donde se adivinaban unos pechos breves y turgentes. Tras la presentación y los dos besos de rigor, nos pusimos dirección Cullera....