LA CONSPIRACIÓN DE LA LLUVIA
Me subí al coche, sintiéndome bastante incómodo. Había un intenso olor a chicle y sentí algo adentrándose en mí. El conductor se llamaba Luis. Nos habíamos dado un apretón de manos al primer abordo. «Hola, soy René». Un relámpago de electricidad recorrió mi espina dorsal. Salimos de la ciudad en un silencio pétreo. La zona de...