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La vida es sueño y algunos viajes también.
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La vida es sueño y algunos viajes también.
Una chica estaba obsesionada con el amarillo. Y él... Bueno, él la llevó a sentir los colores.
Un viaje más...
Llevan más de un año acompañándome personas desconocidas de un lugar a otro de mi quehacer diario. Es entretenido. Intercambiamos conversaciones banales y a veces no tanto profundizando en ideologías político-sociales “ttodo en la vida es política” me decía un acompañante venezolano), gustos musicales…. Hoy voy a recoger a María en un punto concertado por...
Un Cupra Formentor blanco lleva a un chef, una influencer y un ingeniero jubilado por caminos rurales tras un desvío del GPS. Cada pasajero comparte sus excentricidades hasta que llegan a un mirador inesperado, donde disfrutan del paisaje y de sus propias historias, mientras el Formentor reposa orgulloso del viaje imprevisto y perfecto.
Un viaje en Uber cambió mi percepción de la vida al encontrar, en el relato del chofer, la trama oculta del momento en que el fútbol casi perdió a uno de sus máximos ídolos.
¿Que qué sucedió?Nada. Sucedió que no pasó nada, pero cuántas cosas pueden pasar cuando nada pasa. ¿Te fijaste en el cielo de hoy? ¿Dirías, acaso, que no pasó nada? Ni una gota de lluvia aquí abajo y, sin embargo, te aseguro que vi negras ideas formarse ahí en lo alto, ideas que nunca llegaron a...
César no es experto al volante, aunque en BlaBlaCar pone conductor SuperDriver, donde pasa demasiadas horas de coche con citas postizas. Le cuenta a su nueva compañera de viaje que trabaja como profesor de psicopatología en la USAL. Vino a Santiago a dar una ponencia. —Qué interesante —acota Rous—. Lo mío es más prosaico. Quedé...
Pierre iba al volante. Frenó solo para buscar algo dentro de una bolsa y nos ofreció un queso troceado, olía fuertísimo y mientras mis amigas allá atrás bajaban la ventana del coche con disimulo y se tapaban la nariz, yo me limité a ponérmelo en la boca con cuidado de no respirar de más. Es...
Habíamos quedado frente al bar "El Coyote". Juan, el conductor, llegó con su Seat Toledo impecable, acompañado por don Fermín, un hombre mayor con aires de sabelotodo. Me subí junto a Rosario, una señora con un paquete de regalo que decía que era para su hermano. Todo iba bien hasta que Juan paró en una gasolinera. Rosario sacó unas gafas y un fajo de billetes. —Hay que pagar al contacto de "Operación Espárrago" al llegar —dijo. Fermín le entregó un sobre, y yo no entendía nada. Al llegar al pueblo, la plaza estaba vacía. —¿Dónde está el contacto? —preguntó Rosario. Juan sonrió. —Lo habéis tenido al lado todo el camino —dijo mostrando un cuaderno con un espárrago dibujado. Nos quedamos todos boquiabiertos. —Al menos compartimos la gasolina —rió Rosario. Al final, lo único sin sorpresas fue el precio del viaje.
El coche rugía sobre la autovía, Madrid quedaba atrás y el Bierzo nos esperaba, cada uno con sus planes y sueños. Al volante iba Ernesto, el conductor que había encontrado en BlaBlaCar; a mi lado, Clara, una chica que emprendía el Camino de Santiago, ansiosa por mantener su itinerario milimétrico. Yo, en el asiento trasero,...
Busqué por todos los rincones del coche, incluso –aunque fuera ilógico-, debajo de los asientos. Sentí una tremenda ansiedad. Tenía que estar en la gasolinera del desvío a Valencia. Rápidamente giré el volante y deshice mi camino. Debía recuperarla. Fue un día nefasto. A media mañana me enteré de la muerte de mi buen amigo...