Después del viaje
Mi hermana llevaba treinta años adosada a su marido pero se animó a un “finde” de chicas (eligió Sigüenza, “quiero turismo histórico”) y la convencí de ir en Blablacar, con un tal Martín, de nuestra edad. Llegado el día, las dos estábamos puntuales en Atocha. El conductor bajó del vehículo, nos miró sonriente y al...