Caminando sin rumbo, la vida gira sin detenerse, sin darte tiempos para cambios y revivir cada sueño que alguna vez surgió. La realidad está tan lejana a lo que soy.
Mis manos manchadas con barro tanto escarbar el destino que quise y la vida que siempre imagine vivir, solo me lleva a una profundidad oscura llena de miedos y piedras que te impiden seguir avanzando y optar a tener un mínimo de luz y esperanza de llegar hacia el destino.
Amanecí como todos los días, en el mismo lugar, en la misma esquina oscura, donde el sol prefiere no pasar y dejar que estas manos se vean, donde las personas temen al pasar de noche, donde me sumerjo a escarbar los sueños que tenía en mi niñez.
Mi ropa es de lo más normal, solo que mi cuerpo pide a gritos un cambio, un cambio que pueda mejorar y dejar salir lo que soy, lo que he aprendido a ser, lo que me han enseñado ustedes a ser.
Ya nadie me conoce, soy un marginado más ante la sociedad. Soy un mal visto, un desesperado buscando la paz, un hambriento de sueños… soy una persona. Una persona que está pérdida en una selva de cemento, tratando de llegar a ese paraíso que le habían hecho creer que existía.
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