Cómo le digo…ella era joven, sus ojos eran largos, su pelo negro y chino, sus brazos delgados y se reía mucho, muchísimo. En mis años de taxista, lo juro, nunca había conocido a una muchacha así.

Claro que la madre estaba preocupada, cuando se subieron al taxi me pidieron ir a la calle de Hidalgo, donde está la radio. Yo me sabía perfectamente el camino, uy, me acordé de los conciertos a los que yo iba cuando eran gratis, usted era muy joven, seguro, bueno ahí siempre había conciertos de la B, la estación… en fin…ahora sólo regreso a mi casa agotado, no sé si es la edad, o qué… pero volviendo a su pregunta. Sí. A la joven le pasaba algo extraño, mire, yo sé que no me va a creer. Ella llevaba un cuello ortopédico, como si hubiera tenido un accidente, estaba sentada con la cabeza hacia atrás, muy derechita, pero se veía que estaba incómoda, vio, la madre con cara de preocupación pero con actitud de roble, le decía Ya cálmate Georgina, ya se te va a pasar. La joven sólo contestaba, ajá, ajá, pero no decía nada más. La madre hablaba mucho, a mí me tenía un poco atarantado. Ya estábamos por llegar pero en el semáforo de Cuauhtémoc, entre todos los coches, el taxi se empezó a llenar de humo. Yo pensé que era mi carro, de hecho me bajé a revisar el motor pero no era eso, después miré hacia adentro y ahí estaba la muchacha sentada igual que antes, pero con humo alrededor suyo, no olía a quemado, era un humo blanco como polvo, como talco, ella estaba bien, los ojos abiertos, la madre se tapaba la cara como si le diera vergüenza pero no hacía otra cosa. Y yo me metí al taxi, arranqué de nuevo y pues no hice nada. Sí, con el humo y todo. ¿Qué le iba a preguntar?

No, no llegamos a la radio, por lo que le conté hace unos minutos. Lo de Río Churubusco. Fue algo inaudito, parecía Xochimilco, parecía Acapulco, qué le puedo yo decir, rarísimo. Increíble, no sé si piensa que estoy loco, pero usted es el que preguntó. Las olas venían por Río Churubusco sí, como del aeropuerto para acá, en esta dirección, hacia Insurgentes. Todos los que estábamos parados en este semáforo las vimos pasar, si no me cree pregúntele a los demás. Las vimos pasar, olas con peces de colores, dicen que fueron las cloacas, pero lo que yo vi, no eran aguas negras, andan diciendo eso, pero no, eso no fue lo que nosotros vimos, eran peces transparentes como luminosos entre el agua que saltaban mientras las olas recorrían por arriba y por abajo del puente, pero sólo Río Churubusco, no se metió por Cuauhtémoc, no le digo que estábamos en el semáforo, la chica seguía echando humo, la madre preocupada, miraba como yo. Lo único que se me ocurrió fue quedarme donde estábamos.

Pasó, el agua pasó. Ibamos a arrancar de nuevo. La joven estaba más tranquila. Pero en silencio. La madre la miraba un algo de extrañeza y compasión. En un momento, la joven abrió la puerta y se dejó caer del taxi, cayó y rodó, se levantó como si nada le hubiera ocurrido y comenzó a correr detrás de las olas de peces de colores, se perdió entre los peces y el agua. La madre y yo nos quedamos paralizados. Los demás coches pararon la marcha igual por el agua o el espanto, yo qué sé. Lo que es cierto es que de pronto todos los jóvenes comenzaron a correr hacia el agua, lo que le pasaba a esta niña se repetía en todos los jóvenes, salían de las casas, de los coches, eran miles, miles corriendo detrás del agua.

Todo sucedió en el lapso de una hora, sí más o menos una hora, un poco más. Yo me quedé ahí mirando, llegaron los medios, llegaron las cámaras, los helicópteros, pero no había más nada que hacer, habían desaparecido. Los jóvenes de toda la ciudad se habían ido con el agua y los peces de colores. ¿Que qué opino? La muchacha parecía contenta, ya no le pregunté nada a la madre porque entre tanto show pues ya no supe para dónde se fue, yo me quedé mirando el agua de lejos y todos los muchachos que corrían detrás, extasiados. No se entiende nada. Yo ya estoy viejo para entender estas nuevas ondas. Pero lo cierto es que la muchacha tal vez era como una guía, porque eso de echar humo, ¿no me cree la historia verdad?

No me mire así, sólo digo lo que pienso. ¿Qué le pasa? ¿Qué hace? ¿Por qué me esposa? ¡Qué le pasa! Yo no hice nada, sólo le estoy contando… ¿Cómo que algún culpable tiene que haber?… ¡Están locos! ¡Locos! ¡Déjeme ir! ¿Quién es usted? ¿No era periodista? ¿Por qué me enseña eso? ¡Policías!, ¡Putos policías… lo mejor que pudieron hacer esos jóvenes era desaparecer!.. ¡hijos de puta!

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