Receta con historia

Receta con historia

Es curioso. Aparece cada vez que preparo mi guiso de lentejas.

No es el olor ni el sabor, solo el recuerdo de la pequeña historia que me lleva de regreso a los 18 años, a la relación con mi hermano y sus amigos, a las primeras definiciones políticas y que resurge, infaltable, cuando pongo las lentejas en remojo.

Después de 12 años de educación en colegio de monjas para niñas, ingresar a la universidad pública avanzados los 60, estar en reuniones con estudiantes mayores de la Facultad de Filosofía y Letras (la mía) y de la Facultad de Medicina (la de mi hermano), escuchar discusiones sobre Sartre y la revolución cubana, participar en manifestaciones contra la dictadura militar (la del 66, no la exterminadora del 76) no  habrá sido banal para la niña estudiosa y obediente que fui. La frase que registró el hambre de un estudiante de pensión soñando un guiso de lentejas con huevos fritos y su fantasía sexual con rasgo fetichista llegó a significar, intuyo, la imagen condensada de mi propio deseo bullente que hoy retorna y se desliza sobre las cebollas picadas dorándose con la panceta y el chorizo colorado de la mano del aceite de oliva. El aroma de la fritura inunda mi casa y preanuncia la delicia de una comida abundante y compartida, con sueños libertarios y algunas consignas. La imaginación al poder. Hagamos el amor y no la guerra.

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Nota: La receta del Guiso de Lentejas apareció publicada en el libro de Paula Caldo, «Un Recetario con Historias. De la A a la Z de la cocina santafesina» (2019)

  

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