Digamos que escribo porque sí

Digamos que escribo porque sí

V

Admito que tengo el convencimiento

de que llego tarde, ¿pero no es tarde

mucho mejor que nunca?

Cómo decirte que creo que ya no podrás

ser quien pensábamos que ibas a ser

que ya no alcanzarás las cimas

de las montañas que solían romper

el horizonte cuando éramos niños.

Admito que yo pensaba que cuando

hablabas de magia hablabas de otra cosa

no de esquinas oscuras y malolientes

no de ecuaciones incomprensibles.

Creo que es tristeza lo que me invade

al recordar aquellos veranos, pensar que tal vez

todo sería distinto, de haberme dado cuenta

entonces de lo oxidadas que estaban las vías

por donde circulaban a toda velocidad

uno de tantos trenes que nunca cogiste.


XIX

Es tanta la competencia, tan reducidas las probabilidades

hay en esta operación infinitos símbolos que no conozco

es complicado explicarlo porque ni siquiera yo lo entiendo

lo único que sé es que sigo encadenando una frase

con la siguiente a la espera de que venga otra

soy consciente de que muchas otras manos conjugan

muchas otras palabras y sin embargo no hay nada

que me detenga, cuando pienso en dejar de hacerlo

es imposible, simplemente imposible dejarlo ahí

necesito seguir hablando, quizás porque tengo

el convencimiento de que tengo algo que decir, otra cosa

muy distinta es que haya alguien ahí fuera dispuesto

a escucharme, pero uno no puede vivir así, ¿No crees?

A la espera, a la defensiva, bueno esto es lo puedo ofrecerte

piensa que al fin y al cabo esto es tan mío como tuyo

esta página no le pertenece a nadie, así es como yo lo veo

a mí mismo me fascina ser testigo de la creación

me siento mera canalización de descargas eléctricas

de verdad que tengo la sensación de que esto al final

no tiene nada que ver conmigo, sino que es un fenómeno

igual que lo son la lluvia y los meteoritos, ¿Sabes?

Lo que quiero decir es que no es tanto una cuestión

de que puedas o no puedas hacerlo, es querer

la clave de todo es querer hacerlo.

XX

Me hace gracia que lo achaques todo a la suerte

o que digas que es otro el que te ha fallado.

Creo que en el fondo el número es muy reducido

en lo que se refiere a las desgracias causadas

por circunstancias que escapan a nuestro control.

No digo que esto sea cierto en todos los casos,

no digo por ejemplo que la pobreza sea responsabilidad

de quien por desgracia la padece, admito en este punto

que ninguna culpa tiene de haber nacido en tierras baldías.

A lo que me refiero es que en condiciones normales

uno debería ser capaz de conseguir sus objetivos

y que si no los logras es porque realmente no eran

tus objetivos, los objetivos que te habías propuesto

es posible que hayas elegido algo por el hecho

de hacer algo, no sé si me explico, reconozco

que muchas veces ni siquiera yo estoy de acuerdo

pero es en estos momentos de lucidez cuando

me parece que si he llegado hasta aquí es porque

eso es lo que me había propuesto, porque

muy en el fondo yo sabía que era esto lo que quería

que con esto me conformaba, en definitiva

y que si quiero más pues tengo que quererlo más.

XXIII

Me dices que a mi lo que me pasa cuando digo que la técnica no me importa

es que en realidad no sé de qué hablo cuando hablo de técnica. Cuando digo

que la métrica de un poema no está en los números sino en la sangre,

ni siquiera yo sé lo que quiero decir y sin embargo no me retracto,

insisto en que la poesía es libre y esa es la única manera de que todo sea posible

cómo van a estar las palabras sujetas a contratos, cómo van las emociones

a ser descritas con intrincadas ecuaciones, las probabilidades milimétricas

si vas a quererme o no vas a quererme no puede ser una suma o una resta

me niego y me niego a aceptar que todo son cifras que es lo mismo

que decir que todo es previsible, decir que no hay lugar para los encuentros

fortuitos, para las copas de más y los amaneceres asomándose por las colinas.

XXIV

Si me dijeran que te mueres mañana te diría

que a pesar del poco tiempo que nos queda

jamás olvidaré lo que nos llevó hasta aquí

que dentro de lo malo te recordaré siempre

como la persona joven que eres ahora.

Después trataría de hacer especial hincapié en el hecho

de que a decir verdad aquí tampoco te pierdes

nada por lo que valga la pena pactar con el diablo

tal vez incluso sienta cierta envidia, te diría

y tu seguramente me enviarías a la mierda

pero yo no daría mi brazo a torcer e insistiría

¿Cuánta gente crees que querría morirse mañana?

Estoy seguro de que eso te haría pensar

incluso en algún momento llegarías a creer

que sería egoísta por tu parte no contentarte

con la idea de dejar atrás este mundo

cuando muchos otros se ven condenados

a quedarse en él en contra de su voluntad.

Pero entonces te irías, y ya no tendría sentido fingir.

XXVI

Recuerdo esperar aquel mensaje como si de eso dependiera

que la tierra siguiera girando. La odiaba irremediablemente

hasta que aparecía en la pantalla su nombre. En ese instante

todo se me antojaba posible. Pensaba que aquel sería el día

en el que tal vez ella confesara lo inconfesable: que me quería.

Se había dado cuenta de que yo ya no era su amigo,

ya no necesitaría mi hombro para depositar en él su desdicha

todas esas cosas soñaba mientras el mensaje se abría

en esa fracción de segundo durante la cual pudo ser mía.

Todas esas cosas ocurrieron mientras las letras se aparecían

en la pantalla y poco a poco se evidenciaba, que todo a cuanto

podía aspirar era a aquel abrazo con el que se despidió.

XXIX

Pasear por los adoquines era bailar con el tiempo

al son de las bocinas y del ruido de los pasos

era formar parte de una pátina de anécdotas

que se acumulaban inevitablemente en sus artistas.

Pasear por los adoquines era vadear el infinito

atentar contra la lógica de una línea recta

era tal vez contestar a una pregunta

que alguien había formulado una tarde de abril.

XXXII

 

Tal vez no encontraremos

los acordes exactos.

Pero no importa.

El aire, el salitre,

la espuma, la arena,

las tortugas, los peces,

los corales, las anémonas,

todos cantarán al unísono

para que nadie note,

que ese Fa tenía que ser

un Sol menor sostenido.

XXXIV

No es tal vez la distancia lo que nos define las cosas que hacemos diferente los estudios que hablan de la conciencia la abstracción los colores los sueños que olvidan el punto de partida una diminuta pero diminuta bola de gas que explota y entonces las rocas que vienen se van y vuelven que vienen se van y vuelven colisionan y de su piel se desprenden más rocas que chocarán con otras rocas y en un caminar lento y preciso se atraerán solo como se atraen los amantes y así durante millones de años una roca que se encuentra con una roca y un átomo con un átomo y una molécula con una molécula y entonces los primero microbios y las primeras plantas y las primeras criaturas y las primeras todas las cosas no somos tan distintos al fin y al cabo todos somos fuimos y seremos rocas y años que vienen se van y vuelven que vienen se van y vuelven.

XXV

Cómo voy a sentirme libre si el tiempo

es una densa amalgama de compromisos

y un conjunto enmarañado de creencias

que confluyen en tejados y en alféizares.

Cómo voy a vadear las esquinas afiladas

de estas calles repletas de obstáculos

de puñales que vuelan a su libre albedrío;

si es imposible que caminemos por el asfalto

sin correr el riesgo de herir a alguien

o de que alguien te hiera, es imposible

porque caminamos en realidad sobre cables

que se tambalean si nos acercamos demasiado

y que amenazan con lanzarnos al vacío

si nos olvidamos de que hay otros cables

de que somos muchos en este rincón del mundo.

XL

Qué suerte la mía de tenerte, papel en blanco

que todo me lo aceptas y nada me reprochas

puedo decirte lo que quiera sin herirte y lo mejor

es que no me juzgas, asientes siempre y eso

no tiene precio en esta jungla de improperios;

tampoco pido que me den siempre la razón

pero admito que me gustaría, de vez en cuando

disfrutar de esta libertad sin precedentes, que no

busquen en mis palabras todas mis contradicciones

como si no fueran las contradicciones parte

elemental de esta sangre que nos recorre

los cuerpos, como si equivocarse no fuera

precisamente imprescindible para alcanzar

las certezas que nos han traído despacio

hasta aquí signifique lo que eso signifique. 

XLII

Ella no lo sabía pero esa sería

la última vez que íbamos a vernos.

Yo, en realidad, también lo ignoraba.

Era la tercera vez que le ocurría

y nadie pensó que aquel sería el final.

Recuerdo tomarle el dedo con la mano

por miedo a contagiarle mi tos seca

como si la tos seca importara a esas alturas.

¿Pero cómo íbamos a saberlo?

A veces pienso que me gustaría

haberle dicho algo diferente, que no fuera

adiós nos vemos mañana, algo bonito

que seguramente ahora me parecería pretencioso

pero qué iba a decirle si estaba todo dicho.

Han pasado los años y no me cuesta admitir

que ya no pienso en ella todos los días

pues de lo primero que uno se da cuenta

cuando ve a un ser querido robarle al aire

una última y pequeñísima bocanada

es que la vida sigue a pesar de todo

la vida sigue y con el tiempo la muerte

no deja de ser un anécdota, otra más

y todo cuanto nos queda es volver

es nuestra obligación volver, de vez en cuando

a esos últimos días, horas, minutos, segundos

en los que ella todavía podía verte

quizás no con sus pupilas pero tú lo sabías

que algo en ella todavía podía verte

a pesar de su boca abierta sin remedio

tratando de comerse su último aliento a bocados

tal vez inconscientemente alargando lo inevitable

porque al final me imagino que nadie quiere irse

y yo pensaba en ese momento, que no hay nada mejor

que presenciar los primeros pasos de un niño

ni nada peor que presenciar los últimos de un anciano

aunque aquellos pasos no fueran exactamente pasos

lo que quiero decir es que quizás es todo esto

lo que me gustaría haberle dicho,

decirle que si la vida sigue será gracias en parte

a lo tanto que ella nos quiso y lo que nosotros la quisimos.

XLIII

Si aún viviéramos allí nos ahorraríamos las facturas los hombres del tiempo médicos abogados contratos horarios de los trenes las cuentas bancarias las cuentas bancarias en paraísos fiscales salarios mínimos grúas y morteros pisos de alquiler muelas del juicio las inmobiliarias y los honorarios puertas giratorias comisiones dentistas ofertas embutidos envasados al vacío instagram facebook y twitter campañas electorales las mentiras en campañas electorales el congreso los diputados semáforos en rojo las bocinas personas que viven en la calle dictadores hijos de dictadores esmóquines y corbatas discursos de un rey y tal vez ya no nos harían falta los coches las entrevistas de trabajo los relojes las horas punta las fake news posicionarnos a izquierda o derecha hipotecas las colas los anuncios los maletines vecinos vecinas que ponen la música a todo trapo esquinas llenas de orina la policía iglesias soldados asfalto hormigón las stories zapatos de punta gorros en verano currículums vitae y en fin cuántas cosas nos ahorraríamos si todavía viviéramos allí.

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