Rituales de emergencia para alquimistas internos

Rituales de emergencia para alquimistas internos

Alquimista

29/07/2020


Monumento (parte 1)

El último libro que leí

Era de tu biblioteca

Tenía la tapa maltrecha

Rota y descolorida.

El título era algo pretencioso

Que apenas se entendía

La portada una imagen abstracta

Que se desvanecía.

“La teoría del Todo y de la Nada”

Era tu libro favorito

Tantas veces me habías hablado de él

Incluso vi sus palabras en tu piel.

Lo citabas para refutar mis argumentos

Que ahora son solo un frío monumento

En la plaza gris de tus recuerdos

Donde no alimento palomas, sino cerdos.


La teoría del Todo y de la Nada

Siempre buscando el modo

Para nada dispuesta a conformarte

Era tu método para todo

Para nada condescendiente al entregarte.

A veces hasta haciendo oídos sordos

Como conociendo de antemano la respuesta

Tu frialdad era respeto, en el fondo

Tu soledad y silencio una propuesta.

Eres mi todo, llegué a pensar con ilusión

Pero nunca fui tan temerario

Para gritar al cielo esa confesión

Y aceptar que tu beso es necesario.

Eres mi nada, llegué a la triste conclusión

Y aunque absurdo y tal vez contradictorio

En silencio ahora canto la canción

Que fue de amor, y ahora es canto mortuorio.


Requiem por un verso

Te pido por aquellos poemas

Que tal vez ayer

Tal vez en el día de hoy

O incluso durante este ritual

Dejan mi mente y mi carne

Para ir a tu divina presencia

Ayúdales en su última agonía.

Concedeles el descanso eterno

Que en tu pecho duerman por siempre

El sueño, y no el de los justos

Sino el de los amados.

Que tus ojos los lean con luz perpetua

Y no haya para ellos más oscuridad

Ya en mi pecho purgaron sus culpas

Ahora libres buscan tu lugar.

Ya no me pertenecen

Mi mundo es el reino de la muerte

Gobernado por un tirano e impostor

Que profana tu nombre entre penumbras.

Versos del purgatorio

Quién los pudiera aliviar

Que lleguen a ti y al menos ellos

Toquen tu alma una vez más.


Desnuda

Desnuda, como en la canción

Con una sonrisa de satisfacción

Y en los ojos aún restos del placer

Que tu cuerpo no quiere perder.

Tu pelo es un descontrol

Por las persianas entra un rayo de sol

Ya no hay maquillaje en tu piel

Y te ves más hermosa sin él.

Cualquier caricia improvisada

Desatará una alquimia impensada

Mi piel querrá vestir tu desnudez

Y mis pies ser el piso de tus pies.

Desnuda conquistarás el mundo

Con mis besos en tu espalda me hundo

Hallaré descanso en tus piernas

Y saciaremos nuestras hambres internas.


Mi paraíso

En la cama te entregabas por completo

Eras el animal más libre que algún día vi

Las horas de mi vida que te dí

Fueron mi paraíso.

Al principio me costaba entender

Parecías borracha o perdida

Pero tenías el secreto de la vida

Entregarte sin pretensiones.

Recorriste mi cuerpo en la penumbra

Cómo una serpiente rodeaste mi figura

Y yo apenas pude comenzar

El éxtasis nos trajo la locura.

Y así antes de irte me dejaste

Un manual de instrucciones preciso

Para que cuando me encuentre con otro cuerpo

Lo pueda convertir en mi paraíso.


Perséfone, mi amiga fiel

La llamé Perséfone

Así le decía en nuestras charlas

Su verdadero nombre era otro

Y yo tampoco era Hades.

Varias veces me invitó a su cuarto

A practicar el ritual añejo

En el que yo era el cielo y el rayo

Y ella el mar insondable y bravío.

Su amiga era la sacerdotisa

Que fiscalizaba todo con devoción

En el trípode y en meditación constante

Para que nuestro rito lograra el favor.

Un sabio profesor de filosofía

Me había advertido no concurrir

Pero mi curiosidad pudo más que el consejo

De ese sabio que aún hoy venero.

El desnudo de los cuerpos fue anecdótico

En la habitación iluminada por gruesas velas

El incienso solo hacía más delicioso su aroma

En el que las virtudes de la carne se potenciaban.

La maja desnuda se conformaba con su sombra

Y el resto del mundo ignoraba sus atributos

Los cuales me encomendó no idealizar

Lo cual intenté, lo juro, lo intenté.

Perséfone, mi amiga fiel

Patrona de las oscuras profundidades

Ninfa de los arcanos y los tesoros

Guardiana de una mística que hoy añoro.


La biblioteca de Alejandra

La primera vez que entré a su casa

Lo primero que hice fue colgar la chaqueta

Luego ver saltar al gato

Hasta detenerme en su biblioteca.

El gato se llamaba Delfos

Pero eso amerita otra historia

Me perdí en la selva de sus títulos

Y ella al notarlo no evitó sonreír.

Era una colección antojadiza

De libros de arte y fotografía

Con recetas veganas que para mi suerte

Nunca llegué a probar.

Nietzsche, Beauvoir y Byung-Chul Han

Mezclados con revistas de moda

Libros de comunismo pop

Manga, cómics, atlas e historia.

Tenía otra biblioteca entre sus manos

En ese vidrio negro que iluminaba su rostro

Allí coleccionaba amores (supongamos)

Sonrisas, etiquetas y canciones.

Pero de las páginas y volúmenes de su vasto catálogo

Ni una había en blanco como para dejar mi recado

La biblioteca de Alejandra hoy se ha quemado

Soy solo un sujetalibros olvidado.


Interminable IV

Que cómo me di cuenta

De que el universo y yo somos uno

Es digno de ser contado

Fue cuando supe que todo comenzó

Con una gran explosión

Que a partir de allí nunca se detuvo

Y que un día toda esa fuerza y fulgor

Se apagará lentamente.

Que tras eones de soledad y silencio

Ha habido instantes de lucidez

Que por más que encandilen

Serán pasajeros en tránsito.

Se que ignoro tanto de mí

Cómo de este cosmos inmenso

Ni que hablar del caos burbujeante

Que me mortifica en las noches de oscuridad.

Pero eso es lo que soy

Eso es lo que eres

De la nada venimos y a ella iremos

Ella temblorosa y exhausta

Cómo una madre amorosa

Nos acogerá en su seno.

Para morir en paz

Para dejar de existir

O tal vez simplemente

Olvidar todo por un tiempo

Hipnotizados por su arrullo.

Volveremos al bucle interminable

Rueda de placeres y penas

Abrazos y afrentas

Cadenas y rosas.


Rituales de emergencia para alquimistas internos

Los recuerdos y secretos se van quedando añejos

Embriagando nuestro interior con taninos variados

Como tesoros les guardamos un lugar especial

Sin darnos cuenta de que nos están envenenando.

Mirándonos desde su pedestal de oro y marfil

Negándonos como a criminales el beneficio de la duda

Seduciéndonos con su paraíso de la certeza absoluta

Sabiéndose dueños y señores de nuestra vida.

Pero en el fondo están llenos de miedo

Porque saben que solo un instante nos separa

De la absoluta y definitiva libertad

Que puede convertir el pasado en una mera anécdota.

Solo si nos entregamos en el altar

Que no es otro que nuestro cuerpo y vida temporal

Que no depende de bendiciones canónicas

Ni de una autoridad escrita o dicha.

Si ejecutamos los rituales de emergencia

Y aceptamos nuestro destino de alquimistas

Habremos dado un paso milimétrico

Y a su vez recorrido una distancia insondable.

Se habrá creado una nueva línea en nuestras manos

Y ya no tendremos esa pesada mochila de destino

Porque ni el pasado condena ni el futuro apremia

Y no hay abrazo más definitivo que el que aún no se dio.


Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS