Toma decisiones. 

primera escena: 

Para la persona que escribe detrás de estas líneas la palabra «decisiones» es la clave de la vida . Para muchos otros es tan solo una palabra. Me encuentro en las afueras de un lugar que creí imaginar alguna vez pero en este momento es real. Una cabaña tan acogedora, rodeada de la naturaleza más perfecta con sus distintos tonos de verde, café, amarillo,  contrastante con aquellos inventos humanos como la madera talada y sobrepuesta para una fogata, junto con los electrodomésticos estilo vintage de épocas pasadas. Una cabaña de presunción para los ojos de aquellos curiosos viajeros en una fecha con climas fríos. 

!Ah!, la terraza es un deleite para cualquier ojo bienaventurado dispuesto a realmente ver. La percepción encaja perfecto, pues cada quien ve lo que quiere y lo percibe como tal. Una terraza amplia, todo hecho de madera, de ensueño donde el bosque verdoso a nuestros pies deja ver algunas rocas, flores, y al alzar la vista una escena: un libro. Se los pondré más claro…al pararte en esa terraza y alzar la vista, percibí lo que para muchos ojos serían árboles formados en hilera, uno junto a otro,  para mi son algo más… forman parte de mí, al decir que percibí un libro, quiero hacer hincapié a un libro de tercera dimensión, donde al abrirlo ante tus ojos se desprenden las imágenes. Esta cabaña es justo eso. Mi propio escenario donde soy un personaje capaz de lograr cualquier cosa que me proponga y el propio mundo me mira actuar. Solo ahí lo entendí, justo ese día pude ver que soy capaz de todo. 

Encontrándome parada mirando, noto el olor amargo que desprende la hoguera de la sala. Me encamino hacia ella y deseo quedarme ahí mucho «tiempo».  Fuera hace mucho frío, pero parece no importarme sino hasta encontrarme de nuevo dentro; pues, ¿si no conociera el calor como sabría que necesito calentarme?

Noto los destellos de aquella fogata, rojo, naranja, amarillo…se siente tan cálido, inexplicable. Me viene a la mente UN RECUERDO… el chocolate caliente de mi abuela, corro a la cocina y comienzo la preparación. Tomo todo lo que necesito, la leche la pongo a hervir y corro a mi habitación. Al verla me quedo atónito. Es la habitación que siempre he querido. Las mantas son tan acolchadas como un pedazo de algodón de azúcar en un día de feria con alegres colores; Moradas, rosas, café… las tomo, y me las coloco todas juntas, es la mejor sensación, pues de donde vengo no existe tal perfección. Empiezo a olfatear el olor de la leche puesta a hervir y me encamino hacia ella. Noto que deje la puerta de la terraza abierta, por lo que se cuelan los sonidos que en la ciudad nunca seré capaz de concebir. El barullo de los pájaros, perros y otros animales silvestres penetran mordaz en mis oídos. Espero nunca irme aquí, todo puede suceder y todo es real, soy parte de algo… soy yo y el tiempo no existe.

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