“Mi vida comenzó el día que creí desfallecer.

Eran momentos muy adversos los que atravesaba por entonces. Nada me salía a derechas. Creía que no podría remontar y reconducir mi vida. Pero llegó algo que me hizo cambiar el rumbo: la escritura y la literatura.

Apenas había sido capaz de expresarme en público en mis varias décadas de existencia y parecía que ese trayecto continuaría en la misma dirección sin posibilidad de que nada cambiase. Incluso parecía que se agravaría esa cuesta abajo donde me hallaba inmerso.

Creí en algo, un detalle, un relato, algo que me hiciera comenzar un proyecto y que encauzase mi experiencia vital en una dirección que me llenase y que tuviese alguna perspectiva de enriquecerme.

Las palabras fueron brotando desde entonces, más de una década había transcurrido y ahí seguía, con mis manías, pero ya expresando mis ideas en público. También en artículos o incluso en libros…

Pero entonces apareció quien menos me esperaba: ella.

Mi rumbo trazado durante los últimos años parecía que estaba a punto de virar… Y no parecía tener control sobre ello.”

Brotaron lágrimas de aquellos ojos al contemplar que los años que habían transcurrido desde que le conoció no habían sido suficientes para saber de buena tinta quien había sido su pareja.

Aquellas líneas mostraban a una persona insegura que no conocía. Quien había estado acompañándola no había sido totalmente sincera con ella. No había mostrado lo más profundo de su corazón como así siempre lo había hecho.

Sin embargo, aquel tiempo había pasado y aquella persona no se encontraba en su vida. Tal como apareció se había alejado. Tras lo descubierto en aquella hoja se sentía defraudada al no conocer en profundidad a quien la había acompañado durante aquellos últimos años.

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