Lo natural es siempre lo más sano.

Lo natural es siempre lo más sano.

Aidaly Ochoa B.

19/07/2020

Las abejas vuelan hacia las flores siempre. Su naturaleza las guía ineludibles hacia el néctar en que se basa toda su existencia, y la nuestra, y lo mejor es que no se cuestionan para nada si es bueno o no, solo lo saben, lo sienten. Muchas veces quise ser como ellas, hasta que encontré casualmente mi propio equivalente de ‘miel’. Con inconmensurables maneras de aprovecharse, lo más natural y sano posible que he probado en mi vida. Claro que en ese primer momento no lo supe… Vagando por las calles de Caracas tuve muchas experiencias cercanas a la absoluta felicidad, pero la mayoría estaban rodeadas bajo la influencia del alcohol. Odio el alcohol, lo más tóxico y dañino posible, con ese regusto amargo, que casi siempre me quema la garganta y nubla mi mente, retrasa la sinapsis entre mis neuronas, me convierte en una irracional versión de mí misma, una de las mas reprimidas. Y sin embargo, es lo que culturalmente se aprende en cualquier fiesta o reunión con los amigos, y en mi caso, en cada cumpleaños. Se hallaba presente en mayor cantidad que cualquier aperitivo, dulce y plato, podía faltar incluso la torta, pero nunca unas cuantas cajas de cerveza. Lo mas irónico es que ciertos olores, como por ejemplo el del whisky, me recuerdan fielmente a esas celebraciones, en especial cuando me sentaba cerca de mi padre y me abrazaba, el olor que desprendía su perfume entremezclado con el alcohol que había bebido, es algo que inevitablemente me asalta los recuerdos siempre que he bebido de más. 

Pero a parte del alcohol, encontré mi ‘miel’ perfectamente natural una noche mientras unos amigos compartían generosamente sus vivencias y anécdotas más recónditas. En ese momento no me gustó para nada, me mareaba y me hacía sentir extraña. Pero con el tiempo y mi llegada a Europa pude comprender bajo un mejor ambiente sus infinitos beneficios. Al volver a probarla me vinieron a la memoria no solo mejores recuerdos, sino muchas más sensaciones que antes ignoraba o pasaban desapercibidas. Comencé a sentir de nuevo los latidos dentro de mi pecho, el lento pasar del tiempo, saboreé de nuevo mi comida favorita y me gustó aún más, noté por completo los sonidos de las canciones y hasta el olfato se me agudizó, no creo haberme sentido antes tan llena de vida, aunque también algo emocional. Tuve muchos flashbacks, volví a los tiempos en que estaba en casa y desbloqueé sentimientos que llevaba reprimidos por mucho tiempo. Me sentí feliz, fui capaz de reflexionar y sentí que volaba teniendo aún los pies en la tierra. Sinceramente, es una ‘miel’ muy dulce, ahora entiendo perfectamente a las abejas y su predilección por la madre naturaleza.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS