Como quisiera que la noche no termine
Como quisiera que el sol no fascine
Momentos cómplices de dulces sosiegos
Entre tú, yo, y el sedoso cielo
–
Horas deseables de cuerpos desnudos
Insaciables, inquietos, nunca mudos
De sensible piel y sabores gratos
La maravillosa cúspide del momento exacto
–
Como quisiera que la noche no termine
Una y más veces el éxtasis que domine
Y así envueltos con la prisa de amar
Nuevas búsquedas del volver y continuar
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Círculos de alientos y horas besadas
Y la quietud del descanso de horas agitadas
Ojos de luciérnagas bajo la luna plata
Persevero amanecer hurgueteando tu bata
–
Los cuerpos imantados se vuelven a mojar
Y un nuevo día para renovarse en amar
Como quisiera que el sol no fascine
Es nuestro día amor, que nunca termine
EL DECIR
Este, no es un momento más
necesidad de expresar sentimientos, emociones
a veces sé que no ocurre nada
pero otras, marcho al ruedo, lápiz en mano.
–
Es irrefrenable decir cuanto es, ésta,
la de ordenar el magma y expulsarlo
la máxima necesidad de volcar en una hoja
algo del hablar, palpitando el decir de las palabras.
–
Con luces y sombras el cerebro teje la historia
y las manos tratan de descifrar lo óptimo posible
el misterioso dilema transformando
la imagen en una suma de palabras consecuentes.
–
En el vértigo participa un corazón biológico
en su acelerada cuenta tiempos, acompaña,
con fuertes golpeteo como asintiendo y afirmando
eso, lo que el proceso genera la ilusión.
–
Ya siendo más que tangibles, en alegorías
diseminadas en códigos, son las palabras
que batallan la permanencia y que realimentan
la emoción y a sus sentimientos propios.
MOMENTOS
Presiento el andar
de un camino sin miradas atrás
sin piedad, descarnado y firme
–
Heridas que al final serán
más que un sueño, una realidad
callos piel de felicidad
–
Promesas, ilusiones
quizás algo más
de una simple utopía
–
Presiento un camino
lógico pero irreal
me mueve hoy
–
Blanco, negro, tal vez gris
y así, aunque llore
soy felíz
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