POR SI NIEVA ESTA NOCHE

PARA OLVIDARTE DESPACIO                        

Con la brevedad de un cuento busqué en los entresijos de las palabras aquellos momentos que alguna vez el destino nos regaló.

Desdibujé los recuerdos para aliviar el camino. Inventé una historia en la cual vos eras mi caballero andante. El que se jugaba por mí en cada morisqueta de la vida. 

Y guardé la contraseña para olvidarte despacio, sin subrayar las promesas, que se diluyeron en una taza de café.

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MUSAS EN CUARENTENA

Porque también las Musas andan por la cocina y mezclan a su antojo las antiguas recetas que nos dejó la abuela.

Porque también las Musas han revuelto las cartas. Y buscan, sin lograrlo, quién fue mi gran amor.

Porque también las Musas se cuelan en mis libros leyendo mis poemas. Aunque no se hagan cargo de ninguna metáfora.

Porque también las Musas saben de mis secretos. De esa regla de tres que resolví una tarde hace ya mucho tiempo.

Porque también las Musas miran por la ventana, ordenan los cajones, ocultando en la alfombra amoríos platónicos.

Porque también las Musas están en cuarentena.

Y no pueden dormir.

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UNA BUFANDA GRIS

Y me preparo un té con miel de abejas.               

Y trazo algunos versos    pensando en tu sonrisa.  

Y ahora que no miramos el mismo amanecer.

Hace frío y no estás.

Y aunque un rayo de luna se cuele en nuestra alcoba.     

Y alguna melodía reavive los recuerdos.    

Y teja, como entonces, una bufanda gris.

Hace frío y no estás.

Añadiré otra manta por si nieva esta noche.

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VOS Y YO

Vos y yo poniéndole proa a la nostalgia.

Inventando un modo diferente de contemplar la lluvia.    

Con esta certidumbre de extrañarnos.   

Y la mirada puesta en el horizonte.

Vos y yo transgresores de amaneceres.     

Confidentes de árboles y golondrinas.      

Viajeros de planetas sin nombre.    

Albergando las esquinas de una promesa.

Vos y yo trazando el rumbo de una galaxia en celo.

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SIN HISTORIA DE AMOR

Ella no fue al palacio. 

Ni bailó con el príncipe.

Ni perdió su zapato cuando dieron las 12.

No hubo hada madrina cosiendo presurosa su vestido de fiesta.

Ninguna calabaza se convirtió en carroza.

Ella no fue invitada a ser protagonista de una historia de amor.

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